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Así fue la vuelta al ruedo de Ortega Cano en Benidorm

Ortega Cano, Morante de la Puebla y el alicantino Manzanares se repartieron doce orejas y mostraron la mejor versión de sus estilos

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Benidorm se emborracha de Toreo

El encierro de Núñez del Cuvillo respondía a la expectativas de un coso de tercera, mas lució tan terciado como armónico, cómodos de astas pero decoroso. Y, quizá por responder a las hechuras de su encaste, ofreció embestidas generosas. Y eso que se les castigó en el caballo, donde todos apretaron. Cuarto y sexto fueron premiados con la vuelta al ruedo.

Volvía Ortega Cano ante casi medio aforo cubierto, con sesenta y dos años a cuestas y un curriculum de figura del toreo. Se le notan las carencias de la edad, falta de agilidad y reflejos, y se adivina que, a poco que un toro le achuche, pasará fatiguitas en el ruedo. Pero el que abrió plaza parecía hecho a medida de las necesidades del evento. Brindó a sus compañeros de terna y, tras pasar casi inédito de capa, dibujó algunos derechazos y naturales sueltos de buen aire. Sonaba «Viva el pasodoble» en un trío de guitarra, violín y cajón. Mató bien y se llevó dos orejas. Igual premio y final que ante el cuarto, el toro más completo del encierro, un colorao de nota. Lo recibió airoso a la verónica y, tras doblarse con él, dibujó su personal toreo, sobre todo en dos tandas al natural de bello trazo. De grana y oro vestía.

Morante de la Puebla perfiló en el recibo capotero al segundo de la tarde el toreo a la verónica más bello que puede contemplarse en la actualidad. Torería, gusto, cierto pellizco y una técnica pasmosa. Con la muleta dibujó dos tandas de derechazos de trazo exquisito. Brilló a mayor altura al natural ante el quinto, que acusó el volantín tras el puyazo. Dos trincherazos de inicio resultaron cadenciosos, largos, de idilio. Acabó con ambos de sendas estocadas ladeadas, y se llevó otras cuatro orejas.

Y completó concierto Manzanares. A sus dos enemigos los entendió y ligó por ambos pitones. Más rotunda la faena al sexto, brindada a Ortega Cano, con algunos naturales excelentes, aunque las tandas diestras y los remates de pecho fueron el cenit de ambos trasteos. Volapié desprendido al tercero y estocada ladeada en la suerte de recibir al sexto. Dos orejas y dos orejas y rabo. Momento dulce y entrenamiento de lujo. Para los tres.

Caras conocidas

La vuelta a los ruedos de Ortega Cano congregó a numerosos rostros conocidos en los tendidos. Desde los «salvados» Kiko Matamoros y Makoke, hasta los familiares del torero, como su esposa Ana María Aldón, su hijo menor José María y su hija Gloria Camila, pasando por asiduos como el humorista Arévalo o nombres del mundo del toreo como Jaime Ostos y su mujer, El Soro, Dámaso González, Pepín Liria o los rejoneadores Antonio Correas, Andy Cartagena y Manuel Manzanares.

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