Otra prioridad tras un incendio es recuperar la biodiversidad que en los últimos tiempos se había perdido por la colonización masiva de pinos. En la Vall d'Ebo, en los barrancos, se recuperarán ahora plantas y árboles de ribera (el chopo y el álamo), dado que actúan como cortafuegos naturales. Las 1.715 hectáreas que ardieron en mayo de 2015 ya reverdecen. El palmito o «margalló», una especie rebrotadora, ha surgido con fuerza. A esa regeneración espontánea han ayudado las lluvias de octubre y que estas montañas son bastante húmedas. En un ciclo de pertinaz sequía como el actual, estos montes, incluidos en el LIC de Les Valls de la Marina, confirman que tras un fuego, por devastador que sea, hay vida.

Los técnicos de la conselleria y de la Red Natura 2000 empezaron en octubre las primeras labores de regeneración. Lo primero fue retirar los pinos carbonizados que podían caer sobre caminos. Entonces hallaron un helecho amenazado, el Ophioglossum lusitanium. Fue la primera población documentada en Alicante. La reforestación se iniciará este otoño.

Además del Consell, en la financiación de estos trabajos deben implicarse la diputación y los ayuntamientos. El proceso irá más rápido en Crevillent y Bolbaite. El informe del CEAM ya estará este mes. La conselleria convocará, a continuación, las mesas de concertación. Y se delimitarán algunas parcelas para hacer seguimiento de cómo evoluciona la regeneración tras el incendio.