Altea quiere proteger culturalmente la fiesta de «L'Arbret de Sant Joan», una celebración ancestral que entronca el rito pagano del solsticio de verano y de la fertilidad de la tierra que se remonta con toda probabilidad a la primera mitad del siglo XVII, cuando Altea fue repoblada según consta en la Carta Pobla concedida el 11 de enero de 1617.

Desde entonces, en los intramuros del casco antiguo, el barrio del Fornet celebra la festividad de san Juan y paralelamente a ella la de «L'Arbret», que consiste en la tala de un gran chopo en la ribera del río y su posterior traslado a hombros de los jóvenes del pueblo hasta la plaza de la iglesia para depositarlo en tierra en el centro de la misma.

Una extensa documentación sobre este ritual ha sido presentada ante la Generalitat Valenciana para que proceda a su declaración como Bien de Relevancia Local. Para ello, el pasado 24 de junio se desplazaron a Altea técnicos de la Dirección Territorial de Cultura y Deporte para conocer de primera mano esta fiesta y la propuesta municipal. Y el pasado lunes, el pleno del Ayuntamiento aprobaba por unanimidad la solicitud oficial para iniciar el procedimiento para solicitar al órgano correspondiente de la Generalitat Valenciana la declaración de la fiesta de «L'Arbret» de Altea como Bien Inmaterial de Relevancia Local con la finalidad de «garantizar la continuidad de una de las tradiciones valencianas más ancestrales hoy en desuso o desaparecida en muchas zonas, pero sana y viva en Altea», según el concejal de Cultura, Diego Zaragozí.