Activar mecanismos para reducir el consumo de agua o energía son algunas de las asignaturas pendientes que tienen los hoteles, según explicaron ayer los cinco ponentes que ofrecieron una serie de recomendaciones a los representantes del sector que acudieron a la jornada «Clima, Cambio Climático y Actividad Turística» celebrada ayer en el edificio Torrejó de Benidorm. «Hay que introducir nuevas medidas para frenar las emisiones de CO2 de los alojamientos», indicó el catedrático de Climatología de la Universidad de Barcelona, Javier Martín, quien aseguró que a los visitantes no les molestan este tipo de medidas que buscan frenar los efectos del cambio climático.

La larga tradición turística de Benidorm jugará a su favor a la hora de introducir estos cambios que permitirán frenar las emisiones, consideró el profesor catalán. En la misma línea, el catedrático de la UA de Climatología y Geografía, Jorge Olcina, también señaló la necesidad de «acondicionar los establecimientos turísticos a una situación más habitual de altas temperaturas y elevada humedad, diurna y nocturna, a los efectos de compensar el disconfort térmico que se estima creciente en los espacios costeros». Una defensa que suscribieron el resto de ponentes, que insisten en la necesidad de ponerse las pilas en este sentido.

De hecho, el jefe de área de Evaluación y Modelización del Clima de la Agencia Estatal de Meteorología, Ernesto Rodríguez, apuntó que el 5% de las emisiones proceden del turismo y apuntó la importancia de poner en marcha medidas para compensar los niveles de CO2 que se emiten. Por ejemplo, señaló que se podría pedir a las compañías aéreas la implantación de zonas verdes para paliar los efectos de los vuelos.

Además, los expertos alertaron sobre los riesgos que corren algunos sectores del turismo, como el que se centra en la naturaleza. «La pérdida de la biodiversidad marina y terrestre como efecto directo del cambio climático terminará por extinguir el turismo ligada a la naturaleza», consideró Rodríguez.