La Hoguera de La Cala, la única superviviente de estas celebraciones en Benidorm, cumplió ayer fielmente con el ritual del fuego para poner fin a unas celebraciones que, pese a la caída de festeros por la crisis, apenas han mermado su pasión por mantener viva una tradición que se prolonga en este barrio desde hace más de tres décadas.

Al filo de la medianoche, la comisión que preside Irene Moreno cerró el ciclo festero con la tradicional cremà de los dos monumentos: el infantil, dedicado a la música, y cuya mecha prendió la belleza infantil, Amaia Solivares Gómez; y el mayor, que este año ha rendido homenaje al mundo de la gastronomía, la especialidad de la belleza, Claudia Salas Suárez. Las dos festeras no pudieron contener la emoción al ver reducida a cenizas la ilusión de todo un año representando su hoguera, al igual que sus familias y otros foguerers.

El día grande de esta hoguera se inició de buena mañana, con pasacalles de los comisionados por el barrio de La Cala que les llevaron hasta la iglesia de San Juan Bautista, donde tuvo lugar una misa por el patrón. A mediodía, tuvo lugar una sonora mascletà, a la que también acudieron numerosos representantes municipales, encabezados por el alcalde Toni Pérez y el edil de Fiestas, Jesús Carrobles, además de las reinas de las Fiestas Patronales, Beatriz Amor y Paula González de Zárate. Bailes, pasacalles y refrescos para mitigar el calor sirvieron a los festeros para hacer tiempo hasta las once de la noche, cuando comenzó a arder la hoguera infantil. Al cierre de esta edición, no se había producido ningún incidente reseñable.