1. Buscar recipientes, lonas, macetas, ceniceros, etc. que puedan acumular pequeñas cantidades de agua en el exterior. Vaciarlos y vigilar que no se vuelvan a inundar.
2. Revisar periódicamente cualquier zona susceptible de almacenar agua.
3. Mantener niveles de cloro adecuados en fuentes ornamentales, piscinas, etc.
4. Proteger pozos y aljibes con mallas mosquiteras.
5. Vigilar el riego por goteo y retirar los pequeños estancamientos que provoque.
6. Renovar cada 2 o 3 días el agua de los bebederos de las mascotas.
7. Echar agua a los sumideros una vez a la semana para que no se estanquen.
8. Rellenar las oquedades de los troncos de árboles con yeso o arena.