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La venta ambulante vuelve a las playas por la falta de policías

Los británicos, los principales clientes porque piensan que son camareros de los bares del paseo

La venta ambulante vuelve a las playas por la falta de policías

Desde que el buen tiempo ha llegado a la ciudad de los rascacielos, los «cuberos» han saltado a la arena para ofertar sus productos cuberosproductos estrella: latas de bebidas, cócteles, fruta e incluso pareos. Una práctica habitual sobre todo en la playa de Levante de Benidorm, la que mayor número de turistas congrega. A pesar de que está prohibida por las ordenanzas municipales, sigue siendo protagonista de las playas de la ciudad en esta época. Un hecho que trae de cabeza al Ayuntamiento desde hace años para conseguir frenarla.

Los bañistas acceden a comprar los refrescos de los vendedores ambulantes por pura comodidad de no salir de la arena. Uno de los principales grupos que caen y compran estos productos son el colectivo de turistas británicos. Según apuntaron desde la asociación local British Benidorm, muchos son los compatriotas que piensan que los vendedores ambulantes son camareros de los bares que hay en el paseo marítimo.

«Las leyes sanitarias en Reino Unido son muy estrictas. A ellos no les entra en la cabeza que los refrescos que están comprando se preparen en medio del callejón de al lado o dentro de un maletero. En su país por esto irían a la cárcel, ya que están poniendo en peligro la salud de los clientes», explica su portavoz, David García Cooke.

Desde la asociación se han hecho eco de los pensamientos de los británicos, sobre todo a través de las redes sociales a través de las cuales contactan entre ellos y los turistas están al tanto de lo que ocurre en la ciudad cuando no están de vacaciones en ella. Como consecuencia, desde la asociación afirman que algunos han visto cómo la policía les ha requisado los alimentos, tirándolos a la basura, para minutos después recogerla del mismo sitio y volver a ofertarla sin ningún tipo de pudor.

Con todo, incurren en un problema sanitario, debido a que no pasan ningún control específico. Además, atesoran una ventaja frente a los establecimientos que sí pagan sus impuestos, mientras que ellos no tienen ninguna inspección fiscal.

Para combatir esta problemática, desde el 2014 el Ayuntamiento contrata a 10 agentes interinos para que refuercen la sección de playas con el fin de vigilar esta venta. Pero éstos no llegan hasta la primera semana de junio, según detalló el edil de Seguridad, Lorenzo Martínez.

A cambio, desde principios de este mes han aumentado la plantilla de la Policía Local que se encarga de vigilar las playas del municipio turístico. Los sábados y domingos tienen a cuatro efectivos más, mientras que los viernes son dos más que los habituales del resto de la semana. Según indicó el edil de Seguridad, en verano habrá destinados en torno a 24 agentes para los seis kilómetros de costa que tiene la ciudad. Además, señaló que habrá patrullas que se harán con scooters y a pie, para aumentar la presión sobre esta práctica ilegal.

Las sanciones que no sirven

El arma que dispone el Cuerpo local de seguridad es la sanción administrativa. Pero la tónica habitual es que ésta nunca se llegue a pagar porque se declaran insolventes. Así que a la práctica, el mayor perjuicio que se le ocasiona a los cuberos es requisarle los productos. Conscientes de ello, cargan sus neveras portátiles con lo mínimo para que si les pillan, no les quiten gran cantidad de bebidas.

La pasada Semana Santa fue la primera vez que se incorporaban los 10 agentes interinos. El resultado fue que la Policía Local impuso 107 sanciones, el triple que en la Pascua de 2015, cuando llegaron a 36.

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