El Ayuntamiento de Benidorm y los hosteleros del casco antiguo recurrirán a las teorías del Rey Salomón para buscar una solución intermedia en el conflicto abierto esta semana en dos calles peatonales del centro, Santo Domingo y San Miguel, debido a la delimitación del espacio que pueden ocupar los veladores. Así lo acordaron ayer durante una reunión mantenida entre los ediles de Comercio, Ana Pellicer, y Vía Pública, José Ramón González de Zárate, ambos del PP, con una decena de representantes de bares y restaurantes de la zona.

El acuerdo pasa por intentar buscar un punto intermedio entre la superficie que hasta ahora venían ocupando las mesas y sillas que los locales sacan a la calle -una tercera parte de la anchura de la vía- y la que se ha delimitado ahora siguiendo estrictamente las ordenanzas, que reduce ese espacio a la mitad. O, dicho en otras palabras, les obligaría a pasar de cerca de 1,20 metros a poco más de 60 centímetros en la calle Santo Domingo y aún menos en la de San Miguel, al ser ésta vía todavía más estrecha.

Como ha venido contando días atrás este diario, las señales pintadas por el Consistorio en ambos viales generó desde el primer día gran malestar en los establecimientos afectados, a pesar de que inicialmente la propuesta partió de la propia asociación de bares y restaurantes Abreca. Los hosteleros calificaron la medida de «injusta», no sólo porque iban a ver reducido su espacio, sino también porque en algunos casos les habría obligado a modificar todo el mobiliario, dado que en varios locales sólo las sillas excedían del espacio previsto para poner una mesa y sus cuatro asientos correspondientes.

Durante la reunión mantenida la tarde de ayer, el Ayuntamiento explicó que su intención con las marcas era «hacer ver» al sector «las orejas al lobo»; es decir, qué es lo que marcan las ordenanzas para concienciar de que no pueden seguir incurriendo en más «abusos». De hecho, pusieron como ejemplo lo ocurrido durante la pasada Semana Santa, en la que se detectó un 40% de mesas por encima de las autorizadas. Asimismo, el gobierno local planteó a los negocios su voluntad de iniciar a partir de la próxima semana una ronda de encuentros con los afectados para estudiar las particularidades concretas de cada zona y buscar alternativas, una propuesta que fue vista con buenos ojos por los asistentes a este encuentro.

Las reuniones se llevarán a cabo calle por calle, para adaptar la normativa a la configuración de las mismas y, de este modo, evitar la invasión de sillas y mesas pero sin acabar perjudicando a la actividad gastronómica del casco antiguo.

Los hosteleros trasladaron al gobierno local la inquietud que han mantenido estos días por el futuro de sus negocios y se mostraron favorables a negociar también si es necesario con los vecinos una solución que contente a todas las partes.