Una solución que no contenta a los hosteleros, pero tampoco a los vecinos. Las dos asociaciones vecinales del centro de Benidorm, la del Casco Antiguo y la del Calvari, cargaron ayer contra las líneas pintadas por el Ayuntamiento en las calles Santo Domingo y San Miguel para delimitar el espacio que los negocios de hostelería pueden ocupar con sus veladores. «Las marcas no son la solución y, además, se ha comprobado que no sirven de nada», afirmó Pepa Orozco, portavoz de los vecinos del casco antiguo.

Orozco fue dura a la hora de tildar la medida adoptada por el Consistorio, a petición de la propia asociación de bares y restaurantes Abreca, como una «tontería» y una «pérdida de tiempo» que, a su juicio, no va a servir para poner freno a la invasión de sillas y mesas que se produce en estas calles peatonales. «No se puede pretender que alguien vaya a una cafetería y esté sentado sin moverse dentro de un cuadradito, como si estuviera en el pupitre de un colegio», manifestó, a la vez que lamentó que el Consistorio «se preocupe haciendo estas líneas» en lugar de inspeccionar los locales «que no tienen espacio en el interior, que no reúnen las condiciones mínimas o que ni siquiera pasan el mocho para limpiar lo que ensucian con las mesas que tienen en la calle».

A su juicio, la única medida que podría surtir efecto es «presencia, presencia y presencia», tanto de los inspectores del departamento de Comercio como de la Policía Local, para hacer cumplir las ordenanzas.

La misma opinión fue trasladada por la presidenta de la asociación Calvari Nou, Paca Fuster. Esta portavoz vecinal recordó que las marcas en el suelo «ya se hicieron hace unos años, con el anterior gobierno municipal, y está comprobado que esas rayitas no sirvieron de nada». Fuster afirmó que los residentes en estas zonas están «cansados de ver que no se toma ninguna solución» y señaló que «la invasión» que sufren los vecinos del casco antiguo está empezando a darse, también, en el barrio del Calvari. «Las calles La Palma y San Roque ya empiezan a tener cada vez más mesas, cuando desde el primer momento se nos dijo que eso no iba a suceder nunca». Por ello, señaló que existe un sentimiento de «malestar» en todos los afectados: «En los negocios también, porque ellos al fin y al cabo quieren ganar dinero, pero no pueden hacerlo a costa de los vecinos».

Ambas representantes prevén coordinar acciones entre todos los residentes del centro si la situación continúa como hasta ahora. «Llevamos mucho tiempo aguantando y no hacen nada», concluyó Paca Fuster.