Avisaron de que no reducirían el espacio de sus mesas y así lo han hecho. Los hosteleros de las calles Santo Domingo y San Miguel, en pleno centro de Benidorm, hicieron ayer caso omiso de las señales marcadas por el Ayuntamiento en ambos viales para delimitar los veladores y volvieron a montar sus mesas y sillas ocupando el mismo espacio de siempre. «Nadie nos ha dicho nada, así que entendemos que todo sigue igual», afirmaron empleados de algunos establecimientos consultados, escudándose en la falta de información municipal para ratificar la postura de insumisión contra una medida que les parece «injusta».

Opiniones encontradas

La decisión municipal de acotar el espacio de los veladores, adoptada a propuesta de la propia asociación local de bares y restaurantes, Abreca, ha generado el enfado de gran parte de los hosteleros. Principalmente, porque la aplicación estricta de la ordenanza reduce la superficie que venían ocupando a la mitad: es decir, pasa de cerca de 1,20 metros a poco más de 60 centímetros en la calle Santo Domingo; mientras que en San Miguel, aún más estrecha, se queda en unos 40 centímetros, menos de lo que miden las sillas de algunos locales.

«Este espacio es de locos. ¿Cómo quieren que pongamos una mesa si ni siquiera cabe una silla?», se preguntaba la responsable de un pequeño bar de tapas de San Miguel. Tanto esta hostelera como otros de Santo Domingo critican que la medida sólo se haya aplicado en estas dos calles y no, por ejemplo, en la plaza de la Constitución o en la Alameda, otros puntos que el Ayuntamiento pactó delimitar con Abreca y que todavía no se han marcado. «Nosotros vamos a pagar por otras zonas que molestan más a los vecinos», dijo Ignacio García, del grupo Aurrerá, que tiene seis bares en la calle Santo Domingo.

Aunque la opinión generalizada en ambas zonas es contraria a las marcas que ha pintado el Ayuntamiento, hay quien considera que la culpa, en parte, es de los propios hosteleros. José, responsable del bar Galeutxo y que tiene en el exterior del local tan sólo dos mesas reconoce que otros colegas «se han excedido. Yo veo bien que se regule y que se ponga una mesa en condiciones para que se puedan sentar cuatro personas. El problema es cuando en vez de una mesa pones dos y las acabas separando, porque se coge más espacio y se hace un embudo», indicó, aunque también reclama «un término medio entre lo que dice el Ayuntamiento y lo que se ha venido haciendo en la calle».

Desde el gobierno local, del PP, insistieron ayer en que la medida, de momento, es experimental. La edil de Comercio, Ana Pellicer, avanzó que enviará a los inspectores municipales para informar de la medida. Además, se reunirá con los hosteleros calle por calle para abordar el tema y escuchar sus propuestas.