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La polémica de los veladores llega a Benidorm

Propietarios de muchos negocios sacan a sus terrazas hasta el doble del mobiliario para el que tienen licencia

La polémica de los veladores llega a Benidorm

No hay día en el que no se levante un acta de inspección o en el que no haya una queja por las molestias que la «invasión» de sillas y mesas invasiónsillas mesas genera a los vecinos de las calles más céntricas de Benidorm. Atendiendo a los datos, no es para menos. La ciudad cuenta en la calle con casi un 40% más del mobiliario que el Ayuntamiento tiene autorizado a los propietarios de cafeterías, bares y restaurantes que se ubican en zonas peatonales o con grandes aceras y que, a tenor de las cifras que maneja la concejalía de Comercio, incumplen de largo con la ordenanza municipal que regula la ocupación de la vía pública.

Para este 2016, son algo más de 360 los negocios con licencia para poder colocar en el exterior hasta cerca de 1.180 mesas, con sus cuatro sillas correspondientes, tras haber presentado una solicitud en el Consistorio, haber obtenido el visto bueno de los inspectores de Comercio y haber abonado las tasas. Ahora bien, aunque la cifra es ya de por sí elevada, se queda muy corta cuando se observa lo que de verdad pasa en la calle.

Decenas de negocios cuentan de facto con casi el doble del mobiliario que tienen autorizado, muchos de ellos en calles que en los últimos años han experimentado un «boom» de locales, como por ejemplo la Alameda, o en otras históricamente dedicadas a la restauración, como Santo Domingo. Este incumplimiento supone «un importante agravio con los que cumplen a rajatabla con la normativa», tal y como reconoce la concejal del área, Ana Pellicer. Su departamento no deja de girar inspecciones. De hecho, a falta de cerrar los últimos datos de las actas de sanción llevadas a cabo, la pasada Semana Santa se detectó un exceso que podría rozar las 800 mesas sobre las permitidas, lo que ha llevado al gobierno local, del PP, a decir «basta».

La responsable del departamento de Comercio confirmó que la próxima semana van a iniciar una ronda de contactos con la Asociación de Bares y Restaurantes (Abreca) para anunciarles que, en vista de que la autorregulación que se pactó en su día con los afectados no ha funcionado, el Consistorio pretende poner en práctica un estricto cumplimiento de las normativas. Y, si es necesario, modificarlas para adaptarlas al momento actual que vive la ciudad.

La ordenanza número 2 de Ocupación de Vía Pública establece como norma general que el espacio que puede ocuparse con mesas y sillas no puede exceder de los metros que tiene la fachada del establecimiento. Además, en calles especialmente estrechas, que miden entre tres y cuatro metros de anchura, tan sólo podría ponerse una fila, siempre que no ocupe más de un tercio de la calle. Ahora bien, se da el caso de que hay muchos establecimientos que apenas tienen metros en su interior pero que cuentan con una fachada amplia, por lo que vuelcan todo su negocio en la calle; o calles estrechas en las que hay negocios a ambos lados con mesas y sillas, lo que en ocasiones impide el paso a los viandantes, a personas con movilidad reducida que van en silla de ruedas o con carritos de bebés.

No en vano, las representantes de asociaciones vecinales del casco antiguo, como Pepa Orozco o Paca Fuster, no han parado de reivindicar en el Consejo Vecinal un control más férreo por parte del Ayuntamiento sobre este tema. Y es que, según denuncian vecinos de esta zona, a veces tienen dificultades incluso para acceder a sus casas.

Ana Pellicer asegura que son conocedores de estas quejas y que, en vista de los continuos incumplimientos, no van a quedarse de brazos cruzados. «No se trata de perjudicar a ningún negocio, pero si no actuamos estamos causando un perjuicio a los que cumplen con la ordenanza y también a los vecinos», apunta. Conjugar el interés de unos y otros no va a ser tarea fácil.

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