Una comisión judicial ha clausurado el restaurante que desde hace un par de años regenta el torero José Ortega Cano en la primera línea de la playa de Levante de Benidorm por las deudas que el diestro mantiene con la propiedad del inmueble. El establecimiento permanece desde hace días cerrado a cal y canto y nadie pudo concretar ayer cuándo volverá a reabrir sus puertas. De hecho, tanto el martes como ayer mismo sus gestores anunciaron en redes sociales que «por causas ajenas a la dirección» no podrían abrir en todo el fin de semana.

Fuentes relacionadas con el local, cuya gestión Ortega Cano tiene encomendada a un equipo de restauración de la comarca, señalaron que se está negociando para poder reabrir en el menor plazo posible, mientras que el propio torero negó anoche a este diario la existencia de tal deuda y atribuyó los hechos a una «falta de información» con los dueños del inmueble. Por su parte, la propiedad no quiso pronunciarse al respecto ni dar detalle alguno sobre esta supuesta deuda, al encontrarse el tema judicializado.

La clausura del local tuvo lugar el mediodía del pasado martes, cuando, al parecer, agentes judiciales se personaron en el establecimiento con una orden de cierre y levantaron a los comensales que estaban allí en ese momento para poder proceder al mismo, según relataron a este diario personas conocedoras de los hechos. La presencia de estos funcionarios sorprendió tanto a clientes como a los empleados que estaban prestando servicio en el restaurante.

ASÍ FUE LA INAUGURACIÓN DEL LOCAL EN ABRIL DE 2015

Según la información a la que ha tenido acceso este diario, sobre José Ortega Cano pesaría una orden de desahucio por no haber asumido los pagos por el alquiler que le reclamaría la propiedad. Estas mismas fuentes apuntan a que el matador de toros, ahora reconvertido en empresario, podría escudarse en que desconocía la existencia de esta deuda y de la propia orden de desahucio, que afirma que se habría producido mientras estaba en prisión por un accidente de tráfico en el que falleció el conductor del otro vehículo contra el que chocó el coche de Ortega Cano y por el que el torero cumplió condena durante 14 meses hasta que obtuvo el tercer grado en junio de 2015. Preguntado por este diario acerca del cierre del establecimiento, el diestro se limitó a negar ayer los impagos: «No hay deuda sino una falta de información», se limitó a afirmar.

Oculto a miradas ajenas

Sea como fuere, lo cierto es que el restaurante que hasta hace unos días regentaba el viudo de Rocío Jurado permanecía ayer con las persianas bajadas a cal y canto. Además, las enormes cristaleras que permiten ver el local desde la calle han sido tapadas con papel opaco para ocultarlo a las miradas de curiosos.

El torero se hizo con las riendas de este emblemático local, en la plaza del Torrejó, hace más de dos años, cuando todavía estaba en prisión. Antes de abrir el negocio, realizó una importante reforma que cambió por complejo la imagen del local. El pasado año, cuando aún no había obtenido el tercer grado, aprovechó uno de sus permisos carcelarios para inaugurar por todo lo alto el bar, que se llenó de curiosos y atrajo a numerosos reporteros del corazón. Ahora, además de en la hostelería, el torero también ha coqueteado con el Ayuntamiento de Benidorm para gestionar la plaza de toros, en la que organizó una corrida el pasado Viernes Santo.