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Ximo Mateu García

Fallero por los cuatro costados

Su hija Inma y a su nieta María Pilar son fallera mayor y fallera mayor infantil de la Falla Els Tolls

Ximo Mateu, estas fallas.

Hace escasos días, preparaba una paella para agasajar como mejor sabía a los falleros que habían hecho realidad este año uno de los grandes sueños de su familia: entregar a su hija Inma y a su nieta María Pilar las bandas de fallera mayor y fallera mayor infantil de la Falla Els Tolls. El mandil bien anudado y el ambiente del casal de una falla. Era difícil que pudiera sentirse mejor. Porque si de algo podía presumir Ximo era de ser fallero por los cuatro costados.

Las fiestas josefinas de Benidorm han vuelto a recibir otro duro golpe que le hará difícil olvidar este marzo de 2016. Joaquín Mateu García falleció repentinamente el pasado martes a los 72 años de edad, dejando a estas celebraciones huérfanas de otro de los festeros que impulsó la creación de la primera falla en el año 1972.

Nacido en Antella, en el interior de la provincia de Valencia, hizo de Benidorm su patria; la de su mujer, Inma, y la de sus tres hijos, Pilar, Inma y Ximo. Pero nunca olvidó sus raíces. Por eso, junto a otro grupo de valencianos asentados en la ciudad turística, como el también recordado Enrique Escandell Piera, formó parte de la primera comisión fallera del municipio, la Falla Benidorm -también conocida como Centro-, en la que ostentó durante décadas todos y cada uno de los cargos del escalafón festero.

Desde hace unos años no participaba activamente de las celebraciones de San José, pero había dejado una buena semilla. En este 2016, con motivo de la designación de su hija y su nieta como falleras mayor y mayor infantil de Els Tolls, volvió a enfundarse el blusón que tanto le gustaba para vivir las fiestas como uno más y, además, ostentando el cargo de fallero de honor de este distrito.

Ximo Mateu no solo fue un hombre de la fiesta. Vinculado al mundo de la hostelería, también emprendió junto a su mujer, Inma, distintos negocios, entre ellos una carnicería en la calle Marqués de Comillas que regentó hasta su jubilación. Y allá donde fue se ganó el aprecio y el cariño de la gente. Ayer, decenas de personas acudieron a la parroquia de San Jaime para llorar su muerte y darle el último adiós. Descanse en paz.

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