Benidorm se llenó ayer de caramelos, al menos, el centro. Este año la participación aumentó, más que nada porque durante las Fiestas Mayores Patronales hubo una cifra de mayorales de récord, por lo tanto los niños de éstos, también. Finalmente, 47 fueron las carrozas que participaron en este desfile, las mismas que el año pasado. A éstas, hay que sumarle 11 de la Comisión de Fiestas.

Además, estuvieron presentes los peñistas y entidades festeras, como por ejemplo, la Hoguera La Cala, la Falla Rincón de Loix, la Casa Andalucía o la Casa de la Mancha, que fueron de las más sencillas, y a la vez, las encargadas de abrir el desfile. Ninguna de ellas entraban en este concurso multitudinario con dos categorías: la general y la artesanal. El primer premio de 1.200 euros fue para La Cordà, 600 euros para Els Bufats que se vistieron de brujas, 300 euros para Pensat i fet, mientras que para el galardón especial Fiestas Mayores Patronales 2015 a la carroza artesanal con 1.200 euros se lo llevó El Melic.

Las temáticas más repetidas fueron la de piratas, romanos o carrozas decoradas con piruletas y chucherías. Pero hubo algunas de ellas que llamaron la atención del público. Una de las primeras fue la de la peña La Cordà, con una recreación de Maléfica en el que llevaron un árbol del que salía humo y un dragón de grandes dimensiones y en movimiento.

Más colorido fue el de Pensat y fet. Con grandes telas azules y la canción Alegría que recordaba al Circo del Sol, llevaron un ambiente mágico que despertó el aplauso de la tribuna de autoridades, que estaba encima del jurado del concurso.

El Melic dejó boquiabiertos a los presentes, con animales y una lucha entre dos peñistas con un ambiente rockero y heavy que le pusieron los moteros con sus harleys y un cantante que daba el punto y final a su puesta en escena. A la Penya El Guirigall se le ocurrió montar en su carroza una fiesta en la que no faltaba la música y las luces.

El paso de las carrozas de las reinas de las Fiestas, la infantil Paula González de Zárate, y la Mayor, Beatriz Amor, despertó los aplausos del público. En primer lugar pasaron las damas infantiles, en carrozas separadas por el gran número de ellas. Su puesta en escena era mágica. Todas ellas vestidas de blanco en una carroza del mismo color, decorada con ciervos y cisnes que tenían un aire al cuento de Cenicienta.

Tras ellas hizo su aparición la reina Infantil, Paula González de Zarate, con un vestido blanco y en una carroza más grande que las demás totalmente rosa. Desde ahí, saludaba a los asistentes al acto, y a su padre, José Ramón González de Zárate, este año miembro de la Comisión de Fiestas y que dejó de lado su pose de portavoz de Gobierno local para aplaudir emocionado desde tribuna. Delante de la pequeña, su hermana de menos edad tirando caramelos al público.

A continuación, fue el turno de la corte de la reina Mayor. Éstas, subidas a una carroza blanca similar a las anteriores, iban con un vestido del mismo color y que caía por detrás de donde estaban sentadas, reflejando así la largura de su ropa.

Y finalmente, la reina Mayor, Beatriz Amor, de pie saludando a los que la veían desde abajo. En una impresionante carroza roja, dorada, blanca y negra, decorada con líneas que dibujaban diferentes líneas. Atrás, un enorme antifaz de carnaval negro. Delante de la carroza iba su hermano pequeño, que era el encargado de tirar los caramelos al público.

Casi tres horas de evento

El desfile comenzó con media hora de retraso desde el Parque de Elche, junto al perímetro de seguridad colocado por el castillo de fuegos artificiales que se iniciaron al acabar el desfile. Asimismo, pasó, como viene siendo habitual, por la avenida Almendros, Marte, Venus, Rufaza, Martínez Alejos, tras tirar caramelos delante de la tribuna en la que estaba la comitiva de autoridades y los cargos festeros, tomaron la calle Gambo para acabar en la Plaza de la Hispanidad. Las calles se abarrotaron durante todo el recorrido para ver las carrozas, y sobre todo, por parte de los mayores, para recoger todos los caramelos que pudieran, como viene siendo costumbre en este tipo de actos.