Una vez más, la Iglesia de San Jaime y Santa Ana de Benidorm se quedó pequeña para la celebración de la misa en honor a la patrona de la Virgen del Sufragio. De hecho, se colocaron multitud de sillas y unos altavoces en plaza de San Jaime para los festeros que se acercaron ayer por la mañana hasta el templo para seguir una ceremonia que prometía ser especial.

Entre otras cosas, porque servía de broche de oro al año Jubilar, gracia concedida por el papa Francisco durante las pasadas Fiestas Mayores Patronales con motivo del 275 aniversario del Hallazgo. También porque fue el obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, el encargado de oficiar la misa. Durante la misma, la Agrupación Coral de Benidorm, junto al organista Vicente Giner y el director Luis Seguí, interpretaron diferentes piezas litúrgicas, entre ellas el «Solemnis KV139» de Mozart.

Murgui recordó a los feligreses -entre los que estaban autoridades y una amplia representación de la Fiesta- el «gran regalo» que habían recibido los benidormenses con la concesión del «Año Jubilar» y con la llegada a este pueblo, hace 275 años, de la imagen de la Virgen del Sufragio. También insistió en seguir el mensaje del papa Francisco de ayudar, como cristianos, a los que más lo necesitan.