Un tesoro de hace 2.000 años a buen recaudo bajo el agua. El primer Bien de Interés Cultural (BIC) subacuático de la Comunidad se encuentra desde hoy en la costa de La Vila Joiosa. Se trata del yacimiento arqueológico del pecio Bou Ferrer, cuyo decreto de declaración como BIC por parte de la Generalitat se publicó ayer en el Boletín Oficial del Estado (BOE), un grado de protección que entra hoy en vigor para este gran velero mercante que naufragó en el siglo I dC., que reposa frente a las playas de La Vila y que fue descubierto en 1999 por los buceadores deportivos vileros José Bou y Antoine Ferrer, cuyos apellidos dieron nombre al yacimiento.

Según se recoge en el decreto del BOE, firmado por el presidente Ximo Puig y el conseller de Cultura Vicent Marzà -aunque su tramitación viene del anterior gobierno popular-, la Generalitat «fomentará la difusión pública de este bien y garantizará su estudio y documentación con criterios científicos».

Además, se regulan las actividades que se pueden realizar en el ámbito afectado por el enclave arqueológico, ya que especifica que es necesario contar con autorización expresa del órgano competente en materia de cultura para una serie de acciones, sin perjuicio de que requiera de otro tipo de permiso. Se trata del fondeo de embarcaciones en el ámbito afectado por la declaración, que se llevaría a cabo, en tal caso, en las boyas colocadas a esos efectos; la permanencia de embarcaciones en el enclave delimitado; la práctica de buceo de todo tipo; la introducción de cualquier tipo de aparato subacuático que permita el transporte de personas o la observación y/o manipulación remota en la zona de protección; la pesca con cualquier tipo de arte; y la realización de cualquier intervención de transcendencia patrimonial, tanto arqueológica como de cualquier otra índole.

Para mejorar esta protección y hacerla compatible con otros usos legítimos del mar, las administraciones articularán procedimientos comunes para un eficaz desarrollo y control de estas actividades.

Cerramiento submarino

El yacimiento está compuesto por los restos del mercante romano y cargamento, que se encuentra en la actualidad protegido por un cerramiento subacuático. Su cargamento principal se encuentra prácticamente íntegro y está formado por un conjunto de ánforas que se destinaban al transporte de salsas de pescado. Su cargamento secundario está compuesto por lingotes de plomo.

Las partes integrantes del yacimiento declarado BIC son el buque con sus aparejos (anclas, palos, jarcias, velámenes...), los cargamentos y el utillaje de la tripulación.

Sus dimensiones, 30 metros de eslora y un tonelaje de porte cercano a las 230 toneladas, indican que es un gran velero destinado al comercio de los que conectaban Baetica (sur de la península Ibérica) con los puertos de Narbo, Roma y Neapolis. Naufragó posiblemente fuera de su ruta a escasos 1.000 metros de la costa, y se trata de un hallazgo «excepcional», ya que su arquitectura naval no tiene paralelos en la bibliografía, es el único mercante del periodo localizado a una profundidas que permite su investigación científica y su estado de conservación es excelente.

Las diferentes campañas de excavación realizadas han permitido recuperar 299 ánforas -el mercante era capaz de cargar hasta 2.500- y cuatro lingotes de plomo. Estos últimos procederían de las minas de Sierra Morena oriental, en la península Ibérica, y pertenecían a un emperador romano aún por aclarar por las contramarcas que presentan, lo que también hace pensar que el mercante iba destinado al abastecimiento de la familia imperial.