«Ya le he dicho al alcalde que para que le den el Patrimonio de la Humanidad sólo le faltaba la Virgen del Pilar», decía Ana Gómez, la protagonista en la ciudad de este día tan importante para los aragoneses. Y ella, siendo de allí, no podía evitar celebrarlo de alguna manera, aunque fuera sin apoyo institucional. Así que puso a sus clientes a darle forma de flor a las servilletas y elevó su particular monumento delante de su negocio, en la avenida Jaime I. Ahora, está planeando abrir la Casa Aragonesa en la ciudad.