Los Moros y Cristianos de Callosa d'en Sarrià vivieron ayer uno de los días más importantes de su tradicional fiesta, que celebró la jornada por partida doble por la coincidencia con el Día de la Hispanidad. Esto ocasionó que muchos vecinos de otras localidades se acercaran a ver los actos del penúltimo día, que tenía como plato fuerte la Embajada Mora.

El día salió perfecto, un sol que hizo brillar más aún los trajes típicos de los festeros y con unas nubes que decoraban el paisaje y lo hacían más pintoresco, pero que no dejarían caer ni una gota que mojara la pólvora del acto previo: los Tiroteos. Antes de llegar al momento de la Embajada, en la que ambos bandos librarían la batalla por hacerse con la villa, los moros sacaron a pasear sus trabucos con los que descargaron alrededor de 200 kilos de pólvora. Un momento especial para muchos de ellos que caminaron con las armas heredadas de sus padres y abuelos por las calles de la localidad hasta llegar al castillo festero, en la plaza de España. Otros no se quisieron perder este momento y alquilaron estas piezas para la ocasión.

Tras esto, el embajador cristiano, Miguel A. Sanchis, defendió desde el castillo a su pueblo de la llegada de las tropas moras, que querían hacerse con el gobierno del mismo. Llegó el turno de uno de los instantes más aplaudidos por el público: el debate dialéctico entre el defensor de las tropas de la Cruz y miembro de la filà Almogàvars, y el embajador de las huestes moras, con su embajador Cristian Sánchez que trató de convencer a sus enemigos de una retirada pacífica de la fortaleza.

Pero no la hubo. «¡Que la Virgen de las Injurias nos asista!», clamó el embajador cristiano para declarar la guerra abierta a la Media Luna. Y así fue.

La coincidencia con las fiestas del Pilar también se dejaron ver en los actos programados ayer. En la Iglesia estuvo la virgen del Pilar junto a la Mare de Déu de les Injúries. Y durante el baile de les pastoretes al alcalde, Josep Saval, y a la Guardia Civil, en el día de festejo de este Cuerpo de seguridad.

La jornada también acogió el concurso oficial del tradicional «Ball Moro», que rememoró en la plaza del Convento uno de los actos más característicos de las fiestas de Callosa, cuyo origen se remonta a 1860 y recrea la preocupación por las cosechas de los antiguos labradores. Por la tarde sacaron a la patrona en procesión.