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Invernando en campings de Benidorm

La mayoría de usuarios de los alojamientos en invierno son jubilados británicos y holandeses

Los vecinos Carlo y Herman charlan junto a sus esposas en la terraza. DAVID REVENGA

Tienen todo lo que necesitan y en el lugar en el que han escogido vivir tras muchos años dedicados al trabajo y el esfuerzo. Muchos de los extranjeros, en su mayoría británicos y holandeses, deciden vivir su jubilación en los campings de Benidorm. Allí han encontrado la paz que necesitaban con el clima que enamora a los turistas del norte de Europa. Los últimos días de septiembre, tras disfrutar del verano en sus países huyendo del calor que no pueden soportar en el municipio español, vuelven a sus casas. En el camping Arena Blanca, como en los diferentes alojamientos de este tipo de Benidorm, hay numerosos extranjeros en esta situación y según cuentan desde la empresa, la mayoría son jubilados de clase media/alta, rompiendo así con los clichés españoles.

Éste es el caso de la simpática Grace, que hace unos días se convirtió en una de las protagonistas del documental que han grabado en la ciudad uno de los canales más importantes de Reino Unido para plasmar esta realidad. "¡Graaace!" gritaba su vecino de enfrente para avisarla de que tenía visita, porque no, no tienen timbre... pero ni falta que les hace. De entre sus macetas salía una encantadora señora «Por supuesto que puedo atenderles, ¿qué querían saber?», contestaba con una permanente sonrisa. Según explicó, lleva 20 años viviendo en Benidorm, de éstos, más de una década los ha pasado en el camping mencionado. «Los anteriores los viví en un apartamento, pero prefiero estar aquí», comentó.

Sentada en su silla autopropulsada, como muchos de su compatriotas, esta encantadora mujer de Liverpool asegura que le gusta ir con ella al centro de la ciudad, «pero en verano no, que hace mucho calor», explicó mientras simulaba secarse el sudor de la frente. Su vida está en el camping, y no suele visitar su ciudad natal «A mis 82 años no estoy para viajar mucho», dijo risueña.

Dejando la calle Margarita del camping y en el principio de la vía Baladre, entre cafés hablan animadas dos parejas en la terraza de la casa de Carlo Cavazzana, un hombre de origen italiano pero con sentimiento holandés. Cada año pasa allí entre ocho o nueve meses. «Nos encanta vivir aquí, España es más barata que Holanda y el clima es mejor. En mi país llueve mucho en invierno y hace mal tiempo casi siempre», decía entusiasmado.

En este caso, como en otros muchos, además de la caravana, los usuarios instalan también unas tiendas especiales en las que suelen colocar el salón o la cocina, y amplían de esta manera los metros habitables. Sin pensar en problemas de seguridad, Carlo aclaró que durante los meses de verano deja en este lugar todas sus pertenencias y la caravana, tal y como la tienen instalada, para volver a su casa de Holanda. «Aquí puedo leer mis libros, cocinar o ver la tele de mi país como si estuviera en una casa normal», apuntó Carlo, que lleva 17 años viviendo en este sitio junto a su esposa.

«Estar en un apartamento de Benidorm no es lo mismo. Cierras la puerta y ya no haces nada más. Aquí, sales a la terraza y tienes a tu amigo -señala a su vecino Herman Vetter-, conoces a personas de diferentes lugares que vienen y van...», manifestó Carlo, que tiene en su fachada diferentes bombonas de butano a la venta «porque le sobran».

Caminando por las calles del camping es habitual encontrar a personas en bicicleta que han ido a comprar el pan, otros paseando al perro, una biblioteca, servicio médico... Sólo hay un «pero»: prohibido niños para estancias largas en invierno en periodo lectivo.

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