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Desperfectos que dan la bienvenida a Benidorm

Vecinos y turistas se quejan de la imagen de «abandono» que proyecta la estación de autobuses

Desperfectos que dan la bienvenida a Benidorm

Columnas descascarilladas, cintas mecánicas que no funcionan, basura por el suelo y hasta una farola caída. Así recibe la estación de autobuses de Benidorm a los miles de visitantes que llegan a la capital turística de la Costa Blanca en autocar. Algunos de ellos apenas permanecen unos minutos en el interior de esta gran mole, pero basta con levantar la vista para encontrar surcos de agua de goteras sin pintar, paredes escamadas o locales sin alquilar en la primera planta del edificio completamente abandonados. La «dejadez» y la «suciedad» de la estación son criticadas por muchos viajeros, pero también por vecinos, que acuden de forma cotidiana a la zona comercial, ubicada en la primera y segunda planta.

«Es una pena como está todo, el ascensor sucio, la escalera mecánica no funciona y la pintura está hecha un desastre. Con un poquito de mantenimiento esto estaría genial», cuenta Aurelio, que acude de forma habitual al supermercado que hay en la zona comercial del edificio.

La estación de autobuses nunca ha estado exenta de polémica, unida al nombre del constructor alicantino Enrique Ortizpolémica, cuya mercantil obtuvo la adjudicación para construir y gestionar la terminal. Desde finales de 2007, empezó a dar servicio en Benidorm y se convirtió en la puerta de entrada y salida para los viajeros que llegan a la ciudad con este medio de transporte. A Ortiz es a quién se le piden responsabilidades sobre el mantenimiento de la obra, pero también al gobierno local.

El grupo municipal socialista exige al PP que tome partido y presione al empresario para que «mantenga las instalaciones que gestiona y repare los desperfectos». Algo que los populares aseguran ya haber hecho, tras «remitir la semana pasada una notificación formal para que se deje la estación de autobuses en perfecto estado», indican desde el gobierno. «De no hacerlo tendremos que tomar decisiones», añaden. No obstante, destacaron que esta situación se arrastra «desde hace muchos meses».

Los turistas hablan de «baños asquerosos», «papeles y suciedad por el suelo», «ascensores que se averían con frecuencia» y «escaleras mecánicas que se encienden cuando quieren».

Gran afluencia y vandalismo

El gerente de la estación de autobuses, Javier Pérez Ripalda, explicó a este diario que el trabajo de mantenimiento en la terminal «es constante», pero que las «numerosas incidencias de un vandalismo de baja intensidad», unido a la gran afluencia de público, «700.000 viajeros al año», hacen muy complicada la conservación de las instalaciones. «Teníamos lonas en los locales de alquiler que arrancaron y sustraen frecuentemente partes del mobiliario», añadió.

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