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El tiburón que sí «come» turistas en Benidorm

Una atracción que simula el ataque de un escualo aprovecha el bulo de la prensa británica

Los tiburones se convierten en protagonistas en la costa de Benidorm. ángel l. juste

Sus grandes fauces son aterradoras. Dicen que cabe perfectamente un cuerpo humano entre sus mandíbulas. Y no se equivocan. Como ha podido comprobar este diario, en Benidorm sí hay un enorme y feroz tiburón, pero es de cartón piedra.

Concretamente «devora» a turistas en el Castillo de la ciudad, por el módico precio de un euro. Se trata de una atracción turística en la que los visitantes se sacan una divertida fotografía, simulando ser devorados por uno de los depredadores más temibles del mar y los océanos. La atracción no es nueva, pero estos días se mira con otros ojos en Benidorm, a raíz del falso rumor que extendió la prensa británica sensacionalista sobre un supuesto ataque de un tiburón a un niño de 10 años en la playa de Poniente. Dicho ataque nunca existió. Según los expertos, lo que mordió al pequeño de nacionalidad portuguesa el pasado lunes fue probablemente una barracuda y ni siquera tuvo que ser trasladado a un centro médico. Tan sólo precisó de curas en el puesto de socorro. Pero esta versión de los hechos, la fiel a la realidad, no corrió a la misma velocidad que la difundida por la prensa amarillista.

En cualquier caso, la polémica está servida y el tiburón se ha convertido en el protagonista de las conversaciones a pie de playa en Benidorm. Algo que viene muy bien a esta atracción en el casco antiguo a la que acuden muchos turistas para sacarse una fotografía y compartirla en sus redes sociales.

El tirón del tiburón está arrasando en la capital turística, pero no es una apuesta oportunista de sus propietarios, creada para la ocasión. Desde hace 6 años, el puesto de recuerdos que despacha Eduardo, tiene esta cabeza de escualo en cartón piedra como mascota, para que los visitantes se saquen una «curiosa fotografía con sus cámaras o su teléfono móvil, que cuesta un euro», tal y como relata. «Hace años sí hacíamos nosotros la fotografía con una cámara polaroid y la vendíamos por 10 euros, pero ahora la gente prefiere sacársela con sus móviles», comenta.

Luis Miguel viene de Madrid para pasar unos días en Benidorm. Mientras escoge qué colchoneta comprarle a su hija pequeña en una tienda donde venden hinchables de playa, comenta que la noticia sobre el supuesto ataque también ha llegado a Madrid. «Antes de que acaben las vacaciones nos vamos a hacer una foto en la cabeza del tiburón para echarnos unas risas», comenta mirando a su hija y añade: «es una imagen graciosa para luego colgarla en Facebook, con todo el lío que hay, y total por un euro que cuesta».

Este turista no teme que estos escualos surquen las aguas de Benidorm, pero sí entiende el revuelo que se ha montado. «A mí no me preocupa porque sé que estos animales no atacan así, pero si a ti te llega que un tiburón mordió a un niño en la playa a la que vas, entiendo que asuste y vayas con más tiento», explica Luis Miguel.

«Aquí no pasa nada. Los únicos animales que se ven en la costa son los delfines que acompañan a los barcos, y son inofensivos», dice Eduardo desde su puesto de artículos de recuerdo.

Hinchables

Sin embargo, se sigue hablando mucho en las playas de Benidorm de esta polémica. Pero lejos de repercutir negativamente sobre el turismo de la ciudad, está siendo aprovechado también por los vendedores de utensilios de playa y objetos de recuerdo. Colchonetas hinchables con la forma de estos peces, imanes para la nevera con su imagen y otros artículos con estos temibles depredadores como protagonistas se venden mejor estos días. No se han fabricado expresamente para la ocasión, pero sí están teniendo una mayor aceptación entre los consumidores.

Al parecer, estos ejemplares y el tiburón de cartón piedra serán los únicos que devoren a turistas en las playas de Benidorm.

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