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Cuando el idioma no es un obstáculo

El protocolo del niño perdido en las playas de Benidorm contempla la internacionalidad del turismo

Cuando el idioma no es un obstáculo

Miles de toallas, hamacas, sombrillas y bañistas buscan este agosto su hueco en la arena de Benidorm para disfrutar de una jornada de playa. Conquistar una pequeña parcela no es tarea fácil en plena temporada alta, pero una vez conseguido tampoco se puede bajar la guardia si hay niños pequeños en la familia. Basta un segundo para que en un abrir y cerrar de ojos un pequeño desaparezca entre el bullicio, sembrando la angustia y proyectando los peores escenarios posibles entre sus padres. Es entonces cuando la señal 12 de «niño perdido» se activa en Benidorm poniendo en guardia, primero a socorristas y luego a la Policía Local.

Y entre tantos nervios, el idioma puede convertirse en un obstáculo en una de las playas más internacionales de la provincia. Por eso, el protocolo del niño perdido en Benidorm tiene muy presente los distintos idiomas que se concentran en sus metros de playa.

«Tenemos muy en cuenta el tema idiomático, tanto cuando se pierden niños, como cuando lo hacen adultos. En nuestro equipo se habla inglés, francés, pero también ruso o árabe», explicó a este diario Juan Carlos Hernández, coordinador del servicio de Socorrismo y Salvamento de las playas de Benidorm. La asignación de zona de los socorristas que hablan idiomas se organiza en relación a las áreas donde se suelen situar los turistas de cada nacionalidad. «Los rusos prefieren la zona de la Cala en la playa de Poniente, los ingleses desde la avenida Europa hasta el Rincón en Levante; y los asiáticos, un turismo que está creciendo este año, se suelen poner en la parte central de Levante», concreta. Y es allí donde trabajan aquellos que conocen estos idiomas.

No obstante, algo que va ligado, no tanto al idioma, sino al país de procedencia de los visitantes es la «cultura de agua» que tenga el país de origen, tal y como subraya Hernández: «hay turistas que no conocen este medio y no le tienen tanto respeto, esto es un problema».

Lo primero es saber si el niño sabe nadar. «Es muy habitual que un niño inglés de 8 años no haya aprendido a nadar», explica el experto. Por ello, la edad del menor pasa a un segundo plano y es esta información la que condiciona la búsqueda. Si en 10 minutos los socorristas no han encontrado al niño en la playa, se avisa directamente a la Policía Local. En base a unos cálculos internos del servicio de Socorrismo de Playas de Benidorm, «en torno a 25.000 personas se concentraron el pasado domingo en la playa de Levante de Benidorm, por la tarde y con el día nublado». Una gran afluencia de público que distingue a las playas de la ciudad y que aumenta la probabilidad de pérdidas o despistes.

Según la concejalía de Playas, entre junio y julio se han extraviado 87 menores en las playas de Benidorm, pero también, 56 personas mayores. Para Hernández las pérdidas de ancianos o personas con patologías preocupan más si cabe que las de los niños, dada la «facilidad de que se deshidraten».

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