El vicepresidente de Exceltur ofreció una conferencia esta semana en Benidorm en la que trató de desmontar todos los «mantras» que se generan en torno a webs como Airbnb o Homeway, que ofrecen alquileres que se saltan varias regulaciones legales en materia turística.
El debate que se genera en torno a estos portales recuerda al de las discográficas con la piratería, que décadas después se sigue sin solucionar...
Creo que no es lo mismo porque los alojamientos reglados llevan años utilizando plataformas digitales. Estas nuevas webs no aportan ningún tipo de novedad tecnológica. Sólo han encontrado una fórmula para introducir tu piso o el mío en su plataforma aprovechándose de interpretaciones engañosas de la ley para evitar impuestos u obligaciones en materia turística. Aquí el debate no está en que se tengan que ir, porque han venido para quedarse, sino en que exista una equidad.
Es obvio que es necesario mayor regulación por parte de estas webs. ¿Pero no debería preguntarse el sector hotelero por qué han surgido estas opciones? ¿No tendrían que plantearse si sus precios son demasiado caros?
Ése es un debate muy profundo. Cuando uno compra un piso como residencia no tiene que hacer los mismos gastos que un hotelero cuando abre una habitación. Las normativas a las que se tiene que acoger multiplica los precios. Sí es cierto que algunas cadenas hoteleras se han planteado si realmente le están ofreciendo a sus clientes lo que necesitan. Pero no sólo en cuestión de precio. También en ver si deben ofrecer más habitaciones familiares, porque mucha gente que opta por los alquileres «alegales» lo hace porque precisan de un lugar para pasar las vacaciones con toda la familia.
El problema es que muchas de estas empresas son muy punteras a nivel mundial...
Nos encontramos en el principal destino turístico del mundo. ¿Nos vamos a achicar ante el primero que venga? Aquí tenemos a Booking, que es la mayor plataforma de búsqueda de hoteles, y cumple escrupulosamente la legalidad. Webs que potencian los alquileres «alegales» van a las administraciones de cada país jactándose de que se van a pasar por el arco de triunfo las leyes del lugar, ateniéndose a que ellos cumplen una normativa de Bruselas al estar radicados en Irlanda. Es todo un juego. Los que más responsabilidad tienen, y más beneficio sacan, son los dueños de estas grandes plataformas. Y tras estos alquileres no sólo hay particulares, sino que más de la mitad de los usuarios son empresas o fondos de inversión que adquieren viviendas vacías para alquilarlas saltándose normativas. Lo de «colaborativa» es cuestionable.
En Benidorm también existe esta oferta pero de momento es muy superior la reglada, y los datos de ocupación son buenos.
Benidorm no está exento de peligro en el futuro, ya que hay que tener en cuenta que en España nos estamos aprovechando de millones de turistas que no son nuestros, que son todos aquellos que iban a otros países del Mediterráneo que ahora tienen problemas de seguridad como Túnez o Egipto. Esta situación de bonanza puede ser temporal. Benidorm, aparte, tiene un alojamiento tradicional en sus hoteles reglado muy competitivo que hace frente al «alegal». Y no solo por el precio, sino porque la gente encuentra una serie de comodidades y calidades que no le aportan otras opciones. En España no tiene que haber solo una preocupación por el número de turistas que alcanzamos, sino por generar un producto diferencial.
