Las tropas moras, pasadas las cinco de la madrugada, comenzaron a verse en sus barcos que iluminaban focos colocados en la Playa del Centro de La Vila Joiosa. Era el inicio del tradicional Desembarco, el acto principal de las fiestas de Moros y Cristianos en La Vila, que siguieron, desde el paseo marítimo, centenares de festeros y curiosos. Una recreación de la llegada de los moros a la costa vilera en el amanecer del 28 de julio de 1538.

Se libró la tradicional batalla en el mar, que dio paso a una embajada mora que acabó conquistando el castillo cristiano. Tras una guerra dialéctica entre los embajadores moro y cristiano, los infieles tomaron la fortaleza, que esta tarde volverán a reconquistar los cristianos. Los candiles de fuego en la playa, los arcabuces y cañonazos y las peleas dentro del agua volvieron a enaltecer unas Fiestas Declaradas de Interés Turístico Internacional. El acto no tuvo incidentes y se celebró con total tranquilidad. El agua estaba en calma, por lo que no supuso problemas para las embarcaciones.