El Ayuntamiento de Benidorm está decidido a cambiar el sistema de baldeo de las calles y el riego de jardines. Desde que entraron al poder, una de las primeras decisiones que tomó el nuevo alcalde, Toni Pérez, fue la de terminar de usar agua potable para la limpieza de las calles. Uno de los principales asuntos que echaba en cara desde la oposición al alcalde saliente, más aún cuando la ciudad entró en alerta por sequía.
Pues bien, desde entonces los camiones encargados de limpiar las vías tenían que ir hasta la partida del Trinquet, donde estaba hasta el pasado jueves la única boca de riego de la ciudad. Pero desde entonces, entró en funcionamiento la ubicada en el Salto del Agua. Y durante la semana que entra está previsto que instalen las de la avenida Beniardà, la de Foietes, la de Presidente Adolfo Suárez, que hasta ahora se utilizaba sólo para el riego, y otra que irá en la Vía Parque. Antes de todo esto, tanto el Ayuntamiento como la Comunidad de Regantes, a las que pertenece este agua, han hecho los exhaustivos controles de calidad del agua para que sea óptima, según pudo comprobar este diario.
El propósito del Consistorio es que en esta semana estén todas las instalaciones operativas, con las que pretenden hacer más accesible a los camiones la toma de agua y así recortar el tiempo que tardaban en ir desde el centro hasta el Trinquet.
Eso sí, se trata de unas instalaciones provisionales puesto que lo que han hecho como medida de urgencia es «hacer labores de fontanería» que no son las que realmente se presupuestaron con Hidraqua, la empresa que asumirá la inversión de 147.008,88 euros que costará la primera fase en total. Después del verano completarán los trabajos ubicando puertas, asfaltado, repartiendo las tarjetas y todo los mecanismos de seguridad y control necesarios para garantizar que no tiene un uso indebido. Esto último será lo que realmente ocupará la mayor parte del presupuesto mencionado.
Además de estas actuaciones, tienen prevista una segunda fase. Ésta consistirá en atraer a la ciudad las tuberías y hacerlo más accesible al pueblo, que está pensado para que puedan aprovecharlo en un futuro las comunidades de vecinos para su propio uso.
Dentro del cambio en la utilización del agua en Benidorm también entran los lavapiés de la playa de Poniente, que a día de hoy siguen suministrando agua dulce. No obstante, ya han comenzado a instalarse las primeras bombas de agua con las que está previsto que a partir de esta semana, los lavapiés que van desde el Mal Pas hasta el comienzo de la avenida Vicente Llorca Alós, haya agua salada cada vez que un bañista decide aclararse los pies.
