La «Plantà de l'Arbret», el acto más emblemático de las fiestas que en honor a San Juan se celebran con toda probabilidad desde el siglo XVII en el barrio del Fornet, en los intramuros de la antigua fortaleza de Altea. Este acto acto ancestral podría ser declarado ahora Bien Inmaterial de Relevancia Local después de que se presente toda la documentación patrimonial e histórica ante la Conselleria de Cultura por parte del Ayuntamiento.

Durante la celebración de la Taula del Bon Profit, el pasado viernes por la noche en la plaza de la Iglesia, la Associació Amics de l'Arbret de Sant Joan pidieron oficialmente la declaración como Bien de Relevancia Local de esta tradición ancestral perdida en el tiempo, una celebración que entronca el rito pagano del solsticio de verano y de la fertilidad de la tierra.

En Altea probablemente comenzó a celebrarse a partir de 1617, cuando el 11 de enero de ese año se le concedió la Carta Pobla fundacional, en cuyo documento, como explicó el historiador Joan Vicent Martín, ya aparecía la festividad de San Juan como fecha para pagar los tributos al señor feudal, el Marqués de Ariza.

La petición de la asociación Amics de l'Arbret de Sant Joan fue recogida por el alcalde Jaume Llinares que estaba presente en la cena de la Taula del Bon Profit.

El primer edil alteano afirmó que era «una propuesta acertada como reconocimiento a un trabajo y un contenido histórico de las fiestas de San Juan alteanas» y añadió que «no es complicado» declarar la «Plantà de l'Arbret» como Bien Inmaterial de Relevancia Local, aunque primero «habrá que recopilar toda la documentación histórica para, después, aprobar en el pleno del Ayuntamiento esta petición que habrá de ser aprobada definitivamente por la Conselleria de Cultura».

El sentir de un pueblo

El «Arbret de Sant Joan» con la «tallà» matutina de un gran chopo, su traslado a hombros de jóvenes fornidos con la esforzada subida por la Costera dels Matxos, y la «plantà» vespertina a la caída del sol en el centro de la Plaza de la Iglesia expresa el sentimiento de todo un pueblo y las generaciones pasadas.

Joan Vicent Martín lo explicó muy gráficamente en su conferencia de la Taula del Bon Profit. «Es un misterio emocionante que cada año se repite», dijo, «donde cada uno de los que lo llevan sobre sus hombros lo hace con un deseo, una esperanza o un recuerdo».