Cuando alguien pierde un trabajo o está justo de alguna necesidad en La Vila es casi automático escuchar «Santa Marta proveerá». La frase, repetida a diario, refleja la fe de los vileros por una patrona a la que atribuyen, entre otros milagros, la garantía de poder disponer de agua en años de sequía como el actual. Y es que, hace 362 años, la patrona «lloró» al tiempo que se firmaba la construcción del pantano que resolvería los tremendos perjuicios de la continua sequía que asolaba la comarca de la Marina Baixa por el año 1653. Un milagro conocido como les «Llàgrimes» de Santa Marta al que ayer rindieron homenaje cerca de 4.000 festeros, 700 músicos, y vecinos, que vestidos con el traje típico vilero fueron confeccionando un gran mural en la plaza de la iglesia con ramos de claveles, coronado por una imagen nueva de Santa Marta.