El Ayuntamiento de Benidorm va a iniciar los trámites para elevar ante la Unesco, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, una candidatura para que la ciudad pueda ser declarada Patrimonio de la Humanidad. Así lo anunciaron ayer el alcalde Agustín Navarro y el sociólogo Mario Gaviria, estudioso y defensor del urbanismo de Benidorm desde los años 70 y, en la actualidad, promotor de la idea, cuyo guante recogerá ahora el Consistorio para desarrollar los trabajos que sean necesarios con el fin de obtener esta distinción. Aunque el compromiso del alcalde fue ayer comenzar con los estudios «de inmediato», el veredicto final podría prolongarse por un plazo de entre tres y seis años, por lo que «serán futuras corporaciones las que, ojalá, recojan los frutos», dijo el primer edil.

En concreto, la propuesta que pretende impulsar Benidorm iría encaminada a recibir el reconocimiento de este organismo de la ONU en las categorías de Bien Cultural y Bien Natural, dos apartados en los que, según Gaviria, la candidatura de la ciudad «es imbatible» porque combina «todos los elementos que la convierten en un ejemplo de desarrollo del siglo XX», afirmó el sociólogo.

El anuncio del inicio de esta tramitación se produjo, paradójicamente, el mismo día del fallecimiento de otra de las figuras claves en el desarrollo y reconocimiento del «modelo Benidorm», el también sociólogo José Miguel Iribas, quien colaboró con Gaviria en los años 70 en la redacción del estudio «Benidorm, ciudad nueva» (1977) y durante siete años fue jefe del departamento de Estudios municipal. «Él hubiera sido un gran coordinador de estos trabajos», reconoció ayer el propio Gaviria, que explicó que hace meses trasladó a Iribas su idea de promover esta iniciativa y se mostro «encantado con la idea».

El sociólogo explicó que la ciudad cumple «sobradamente» con seis de los diez requisitos para poder optar a la candidatura, aunque con uno habría bastado. Entre ellos, destacó sus características físicas: «Es un lugar excepcional, único en el mundo, por su entorno natural, sus playas, su microclima y las sierras que lo generan, y por la calidad del agua», y también por las socioculturales: «Es la materialización sobre el terreno del Estado de Bienestar», explicó para, después, agregar que su diseño urbanístico y su orientación hacia el sur hacen de ella «una de las ciudades más sostenibles del Mediterráneo y con una planificación excepcional».

La propuesta también hará especial hincapié en que «uno de los pilares del Estado de Bienestar, junto a la Educación, la Sanidad y la Cultura, son las vacaciones y Benidorm se construyó para materializar las vacaciones al sol de millones de españoles y europeos, con una inmejorable relación calidad-precio», agregó Gaviria. Por último, indicó que, aunque esta distinción «no aporta directamente subvenciones económicas, sí supone un importante reconocimiento. Lo demás, vendría después».

Respaldo de las administraciones

Por su parte, el alcalde Agustín Navarro indicó que el primer paso para elevar la candidatura será llevar la propuesta a pleno, para lo que se buscará «el mayor consenso». Después, será necesario que la misma sea respaldada por la Conselleria de Cultura y del pleno de Les Corts, para que la Administración central la incluya en la «lista indicativa» de España. A partir de ese momento habría por delante un año para preparar la documentación inicial y elaborar «un buen trabajo» que respalde la propuesta, que a continuación y durante dos años, sería evaluada por dos departamentos de la Unesco -la Unión Mundial para la Conservación y el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios-, que apoyarían o denegarían la autorización para la inscripción. Sus recomendaciones se elevarían, por último al Comité del Patrimonio de la Humanidad, que se reúne una vez al año y donde el jurado tendría la última palabra. En el caso de no lograr la aprobación, Benidorm quedaría durante tres años en una lista de espera para poder volver a optar.

De los 1.007 patrimonios de la Humanidad actuales, sólo hay 31 mixtos Bien Cultural y Bien Natural, que es a lo que aspiraría Benidorm y una de las fórmulas por las que cada vez más «apuesta» la Unesco, según el informe de Gaviria.