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El hogar donde aún cuelga la boina de Pere Maria Orts

La casa del historiador valenciano alberga importantes piezas que rememoran pasajes históricos de la Comunidad Valenciana

Su hermana, Josefina Orts i Bosch, junto a los retratos de sus padres. David Revenga

En pleno centro de Valencia, justo al lado del Mercado de Colón. Ahí es donde vivió hasta sus últimos días el historiador e investigador Pere Maria Orts i Bosch, fallecido el pasado 26 de febrero a los 93 años. Un edificio de estilo francés con más de 100 años de antigüedad, cuya fachada ya sugiere y parece anunciar la armonía artística que se puede encontrar en el interior de las viviendas. Y nada más traspasar la puerta de la casa de Pere Maria Orts, se comprueba que en el hogar del ilustre valenciano los cuadros y piezas importantes se reparten en un orden armónico y con el hilo conductor de una vida dedicada a la historia, a la investigación, al humanismo, y envuelta siempre con la bandera de los orígenes, de las raíces que representan una tierra y una lengua. La suya, el valencià.

La casa define a la perfección su personalidad y por lo que tanto luchó y defendió: la Senyera y el valenciano. Reliquias con la cuatribarrada, tapices cuyo protagonista es Jaime I llevando orgulloso la bandera o los pocos libros en valenciano que no donó y conserva en sus estanterías.

Vivía en una casa con estancias, donde se alternan vitrinas con figuras, platos, bandejas o distinciones otorgadas por la Generalitat y Benidorm, ciudad a la que estaba profundamente ligado por su familia paterna, y por la que trabajó durante años «buceando» en parte de su historia. Suya es, entre otras valiosas aportaciones, la documentación de la Carta de Poblament de Benidorm y de la llegada de la Virgen del Sufragio.

También hay en esta «ilustre» casa, habitaciones donde Pere Maria Orts recibió a numerosos amigos, o personalidades como el actual alcalde de Benidorm, Agustín Navarro, para hablar sobre su segundo pueblo. O la del entonces presidente de la Generalitat, Francisco Camps, que acudió más de una vez para convencerle de que formara parte de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, a la que finalmente perteneció.

La sala más personal

Una de las salas más grandes de su casa es la que refleja su lado más profesional y también personal. En una vitrina se recogen las ocho medallas que le otorgaron en reconocimiento a su labor como investigador y divulgador de la historia valenciana. Todas ellas las donó a la ciudad de Benidorm. Su importancia para la cultura valenciana se comprueba a cada paso en esta habitación. Repartida por el mobiliario de la estancia, junto a escasas fotografías familiares, se observan distintas placas como la de «Valenciano del año 2008».

Y el carácter más personal se refleja en los cuadros: muchos retratos, entre los que se encuentran los más importantes emocionalmente: los de sus padres. Colocados en la pared central y la más iluminada de la sala. Frente a ellos, pero más escondido, cuelga uno muy especial: el único retrato que existe de Pere Maria Orts i Bosch, cuyo autor es el artista valenciano Ricardo Verde.

Como explica su sobrino, Vicente Ibáñez Orts, el mobiliario que permanece en la casa no tiene un valor elevado. Eso sí, el hogar conserva el estilo isabelino.

Su lugar de trabajo era la habitación donde más tiempo pasaba: una salita dorada, pequeña y, a diferencia de las demás, más iluminada. Con un armario lleno de libros. El Diccionario de Latín / Castellano situado encima de ellos.

Trabajo a la vieja usanza

Orts i Bosch trabajaba a la vieja usanza, no tenía teléfono y se comunicaba a través de cartas. Mirando hacia la estantería donde colocaba las enciclopedias, se sentaba ante su escritorio con su máquina de escribir blanca, con la que redactaba todos sus textos, sus investigaciones, que significaron mucho para múltiples ciudades de la Comunidad Valenciana, sobre todo de las dos Marinas. Junto a la máquina de escribir quedaron sus gafas de vista fuera del estuche y su reloj. Además, según cuenta su sobrino, en la máquina de escribir se dejó un folio todavía por terminar, y que ahora conserva la Acadèmia Valenciana de la Llengua.

Cuando salía a la calle era habitual verle con su famosa boina, que ahora cuelga junto a la bata de estar por casa en el perchero de su dormitorio. En él, en una estantería están ordenados 100 tomos de la «Enciclopedia de Heráldica y Genealogía», su gran pasión.

Mecenas y altruista

Orts i Bosch era un gran coleccionista de obras de arte y bibliográfico. El inmueble, ahora propiedad de sus familiares, era donde albergaba la mayoría de ellas. Pero su carácter generoso, altruista y de gran divulgador le llevó a donar en sus últimos años 300 piezas a la Generalitat, entre las que había esculturas, cerámicas o cuadros de autores como Sorolla, Degraín, Zuloaga, Rusiñol o Ribalta. Además, los tapices pronto irán a sus nuevos dueños: Valencia y Benidorm. Uno de ellos es el que se encuentra nada más entrar a la casa, la reproducción del Llibre d'Hores d'Alfons el Magnànim del siglo XV, incluido en el British Library de Londres y elaborado por la Real Fábrica de Tapices. En él, se representa la escena del Rey Jaime I a caballo en la batalla del Puig. Una pieza que desde el hospital decidió donar a Benidorm. De este mismo episodio histórico también es la obra que se entregará a Valencia. Un gran tapiz de 275 x 182 cm, reproducción del Centenar de la Ploma, la compañía de 100 ballesteros encargados de proteger la Senyera. También cuelga de las paredes un tapiz donde se ve al Rey Alfonso el Magnánimo y la Reina María asistiendo a misa en la capilla del Palacio Real de Valencia. Siguiendo en este recorrido histórico y emocional por la Comunidad Valenciana y a su capital, está «Consolat de Mar. València. Petrus rex», en una sala con una estantería, ahora vacía, que anteriormente recogía los 11.000 libros donados a la Generalitat.

Desde el norte de Alicante, con la proclamación del rey Carlos III el 8 de agosto del 1705 en la plaza mayor de Dénia; hasta el sur, con «Oriola assetjada per les tropes del rei Pere I de Castella en l'any 1365», demostraba su interés por la provincia de la que eran sus antepasados paternos, Alicante, y a la que tanto tiempo dedicó en sus estudios.

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