Una ceremonia religiosa humilde e íntima, porque él así lo quiso, despidió ayer los restos mortales de Pere Maria Orts, el erudito, investigador de temas históricos valencianos y gran mecenas del arte fallecido el pasado jueves en una clínica de Valencia a los 93 años. Familiares, amigos y algunos compañeros de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) dieron el último adiós al autor de Historia de la Senyera al País Valencià (1979) sin ningún símbolo patriótico, con solo una treintena de rosas rojas sobre un sencillo féretro de madera clara.

Poco antes de las 18.00 horas fueron acudiendo los allegados a la capilla del Tanatorio Municipal de Valencia. No más de cuarenta. Uno de los primeros fue el catedrático Antoni Ferrando, muy próximo al humanista. Luego lo hacían el presidente de la Acadèmia, Ramon Ferrer, y los directivos Josep Lluís Domènech y Verònica Cantó. También el editor, presidente de Acció Cultural del País Valencià e histórico del nacionalismo en la ciudad, Eliseu Climent. Antes llegaba el especialista en arte y descendiente del marqués de Campo Carlos Soler d'Hyver. Casi a la hora de la misa aparecía Miquel Navarro. El sacerdote del Colegio del Patriarca y académico ofició la ceremonia junto a August Monzón, profesor y clérigo defensor de la liturgia en valenciano, como la que ayer despedía a Orts.

Los restos fueron incinerados posteriormente y las cenizas serán esparcidas en Benidorm, origen de la familia Orts y de su patrimonio.

Monzón destacó en su homilía el «amor a la patria y la verdad» del desaparecido y elogió su carácter crítico, hacia la política y también hacia «las cosas de la Iglesia que no están bien, como ahora hace el papa, gracias a Dios». Un «sano anticlericalismo» y «criticismo», dijo, que lo situaba «por encima de divisiones». E invitó a imitarlo y «construir país sobre la verdad, la concordia, la justicia y el diálogo». El canto del Salve regina fue la última voz antes de trasladar el ataúd al crematorio municipal.

El prestigio no nos hará libres, ni la consideración social. Sí la verdad.