L os mismos instrumentos musicales medievales que sonaron por primera vez el 8 de julio de 2006 ante el Papa Benedicto XVI, cuando visitó la Catedral de Valencia con motivo de su viaje apostólico para presidir el V Encuentro Mundial de las Familias, se pueden contemplar ahora en el palacete de Villa Gadea, en Altea, donde estarán expuestos al público hasta el próximo domingo. Los instrumentos, construidos hace un año por luthiers de Inglaterra, Holanda, Grecia, Alemania, Marruecos y diferentes ciudades de España, son una réplica exacta de los que tocan los ángeles de los frescos renacentistas del siglo XV descubiertos en la cúpula de la Catedral el 22 de junio de 2004.

Los instrumentos, doce en total, son trompeta, vihuela, bombarda o chirimía, arpa, viola o vihuela de arco, dulcema o salterio de macillos, arpa, pandereta, aulos o flauta doble, laúd, cítara y organeto. Estos salen por primera vez de Valencia para ser contemplados por el público, y de Altea serán trasladados a Roma para exponerlos en un congreso sobre los frescos de la Seo valenciana patrocinado por la Fundación La Luz de las Imágenes, con la colaboración del Institut Valencià de la Música y el Institut Valencià de Conservació i Restauració de Béns Culturals, los mismos organismos que han hecho posible que ahora se puedan contemplar en Altea gracias al patrocinio del Ayuntamiento y la Generalitat. Estos organismos y otras empresas han facilitado que Villa Gadea haya acogido este fin de semana la I Muestra de Lutheria, que ha reunido a los mejores luthiers - constructores de instrumentos de cuerda - del país ofreciendo conferencias y conciertos.

El descubrimiento de los frescos, situados en la cúpula de la Capilla Mayor de la Catedral de Valencia, supuso un acontecimiento histórico y cultural de primera magnitud, pues estos habían permanecido ocultos durante más de 530 años bajo una superficie construida en el XVII. Los frescos, ahora restaurados y bendecidos el pasado 7 de febrero, fueron realizados por los pintores italianos Francesco Pagano, de Nápoles, Paolo de San Leocadio, y el maestro Riquart a finales del siglo XV por orden del Papa Alejandro VI. Considerados por los historiadores del Arte como «la primera expresión del Renacimiento en España» fueron precursores para la época, pues se realizaron cuando todavía faltaban diez años para que Boticelli revolucionara el mundo del arte y se plasmaron 50 años antes de que Miguel Ángel pintara la Capilla Sixtina.