«Los cruceristas ensucian más de lo que consumen». El conseller de Turismo, Máximo Buch, dejó ayer con los ojos como platos a muchos de los empresarios de Benidorm que acudieron a brindar por la Navidad convocados por la patronal turística Hosbec. Lo hizo cuando, en mitad de un discurso plenamente organizado y que repasaba los aspectos más destacados en el plano turístico de la Comunidad durante 2014, se salió del guión para referirse al turismo de cruceros. Primero, Buch manifestó que los turistas que desembarcan de grandes buques «ensucian» más de lo que gastan y, después, para justificar lo anterior, afirmó que al pisar tierra «se tomarán unas cuantas cervezas, y con suerte, comen algo y compran unos suvenirs» pero «no dejan mucho dinero».

Las palabras del máximo responsable autonómico de Turismo causaron cierto asombro entre los congregados a la cita, principalmente, porque justo antes el alcalde de la ciudad, Agustín Navarro, había anunciado que entre finales de enero y principios de febrero tiene previsto firmar convenios con tres navieras para que Benidorm sea escala de nuevos cruceros en 2016. Según el primer edil, la llegada de nuevos buques tras la visita del MS Amadea el pasado octubre, «beneficiará sobre todo a los comercios, bares y restaurantes, porque Benidorm somos una sola cosa: turismo». Aún así, reconoció que la apuesta por este mercado tiene como objetivo final «que los turistas que lleguen por mar a Benidorm puedan conocer la ciudad y después repetir y volver por tierra». Y ahí es donde después incidió el conseller.

Para Buch, «el negocio del crucerista, por los márgenes que aplican las compañías de cruceros, hace que genere en sí mismo mucho volumen, pero no deja dinero», algo a lo que a su juicio hay que unir que estos viajeros «están cinco o seis horas y se van». El conseller dijo hablar con conocimiento de causa, dado que «en Valencia lo conocemos muy bien, porque hay casi medio millón de visitantes al año» que llegan a través de hoteles flotantes, pero insistió en que «los cruceros en sí no dejan mucho».

Ahora bien, dentro de la apuesta de la ciudad por este tipo de mercado, por la que Buch felicitó a Navarro, el conseller sí reconoció que las escalas de cruceros son «una gran oportunidad para que un señor esté aquí, conozca Benidorm y después quiera volver a pasar una semana o un fin de semana». Posteriormente, preguntado por este diario sobre sus palabras, el conseller incidió en esta idea, que el turismo de cruceros es «un escaparate para que los viajeros conozcan una ciudad», pero recalcó que su principal «utilidad» radica en buscar fórmulas para hacer que repitan.

Algunas fuentes empresariales trasladaron a este diario que las palabras de Buch sobre el turismo de cruceros habían sido «bastante desafortunadas», una opinión que también compartió después el propio alcalde Agustín Navarro.

Crecimiento al final de año

Al margen de esta polémica, el conseller de Turismo avanzó que todos los datos apuntan a que 2014 se cerrará con un total de 23,2 millones de turistas alojados en todo tipo de estancias en la Comunidad, lo que representará un «importante crecimiento» con respecto a 2013, cuando se computaron 22,8 millones y también estará por encima de las previsiones realizadas a principios de año, cuando aspiraban a alcanzar los 23 millones. Sobre estos datos, Buch hizo especial hincapié en los propios de Benidorm, que hasta octubre aglutinó 1,6 millones de viajeros hospedados en hoteles y representó el 25% total de los visitantes y el 42% de las pernoctaciones de la Comunidad.

Por último, avanzó la próxima aprobación del nuevo decreto hotelero para clasificación de establecimientos, la prolongación de la campaña de inspecciones iniciada en 2014 para luchar contra el intrusismo en el sector de los apartamentos o que el Consell mantendrá los 450.000 euros de subvención a Hosbec para realizar campañas de promoción en 2015.

Las peticiones de Navarro

Por su parte, Agustín Navarro aprovechó la presencia del conseller en el acto para realizar su «particular carta a los Reyes Magos» y reclamar a la Generalitat proyectos aparcados, como la finalización de las obras del Centro Cultural y el tren de la costa. «Si somos la locomotora del turismo de la Comunidad, no podemos ser la última vía del tren por la costa», dijo el primer edil, para reclamar que el tramo de Benidorm-Alicante sea prioritario y no quede relegado a la última fase.

Asimismo, insistió en pedir la llegada de las lanzaderas del AVE desde Alicante y la declaración de la ciudad como municipio turístico por parte del Gobierno central.