La tragedia ha entrado de lleno este mes de noviembre en la Universidad de Murcia. Cuatro alumnos fallecidos en las últimas semanas es una cifra tan alta y sorprendente que en la institución académica no se habla de otra cosa. El último de los jóvenes que ha perdido la vida era estudiante de último curso de Veterinaria, y fue encontrado el pasado lunes por la noche sin vida en su habitación. Tenía 25 años y se encontraba en Benidorm, donde tenía que empezar una estancia de prácticas obligatorias en una clínica veterinaria.

La causa oficial de su muerte no ha sido comunicada. Lo único que sí ha trascendido es que sufría hipotiroidismo y que por esta causa tenía que medicarse, aunque se desconoce si este trastorno ha podido influir en su fallecimiento.

La noticia fue recibida ayer con estupor por los profesores y compañeros de este joven, natural de Socuéllamos (Ciudad Real). Nadie podía dar crédito. A las doce del mediodía decenas de compañeros, encabezados por el equipo decanal de la facultad de Veterinaria, guardaron un minuto de silencio en su memoria. Los más allegados no pudieron evitar las lágrimas al recordar a su amigo, unas lágrimas que poco después se convertían en sonrisas llenas de tristeza al recordar su carácter divertido. «Nunca pasaba desapercibido», comentaba una amiga íntima, que junto a otros compañeros relataba anécdotas divertidas de sus tardes de estudio, en las que siempre ponía en práctica alguna ocurrencia para que todos se rieran.

Esta es la cuarta muerte de un estudiante de la Universidad de Murcia este mes. La primera, y seguramente la que tuvo más repercusión mediática, fue el accidente de una alumna polaca con beca erasmus de Enfermería, que falleció al caerse desde la calle Betis de Sevilla hasta la orilla del río Gualquivir cuando se hacía un «selfie». Ocurrió el primer fin de semana de noviembre. La segunda tragedia fue la de una estudiante de la facultad de Educación, que falleció de muerte súbita cuando se encontraba en una de las aulas de informática del centro. Tenía 21 años. Fue el diez de noviembre. El tercer alumno en fallecer solo unos días después fue un estudiante de la facultad de Medicina, que tras dos días sin que su familia tuviera noticias de él, fue hallado por unos compañeros en la habitación de su piso de estudiante. Estudiaba cuarto curso. La noticia de su fallecimiento trascendió el 14 de noviembre.

Sin conexión

Desde primera hora de la mañana de ayer comenzó a circular por los teléfonos móviles de los estudiantes y el personal de la Universidad de Murcia un mensaje en el que se informaba de la última muerte y se vinculaba su fallecimiento y el de los otros estudiantes (excepto el del accidente) con el consumo de un medicamento que se habría puesto de moda entre los jóvenes para mejorar su rendimiento ante exámenes, utilizado para tratar a personas con déficit de atención e hiperactividad. La Policía Nacional desmintió de forma categórica la relación de un fármaco con el fallecimiento de los estudiantes, una noticia que atribuye a «un bulo» y añade que en el primero de los casos la policía científica corroboró muerte súbita y en otro muerte natural. Las autopsias fueron realizadas por el Instituto de Medicina Legal de Murcia. Oficialmente no se desvelan datos, pero fuentes consultadas informaron de que nada indica que ambas muertes están relacionadas. La última autopsia se realizó en Benidorm. Amigos del estudiante y profesores descartaron que él pudiera haber tomado esta mediación ni que pudiera conocer a los otros fallecidos, como también se rumoreó.