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Benidorm amanece de nuevo mirando el mar

La ciudad acoge por todo lo alto a sus primeros cruceristas mientras aguarda poder volver a contar en un futuro con el «turismo militar» naval de antaño

Cobertura que hizo INFORMACIÓN en los 80 y 90. INFORMACIÓN

Benidorm amanece hoy expectante mirando al mar. Llega su primer gran crucero, uno que traerá centenares de turistas con los que restauradores y comerciantes esperan incrementar las ventas; y con el que la Fundación Turismo espera mostrar a turistas internacionales las bondades de una ciudad a la que querer regresar.

El acontecimiento lleva consigo un despliegue de medios y efectivos que, aún excepcionales, no se salen sin embargo del protocolo habitual con el que Benidorm viene recibiendo a los grandes buques que fondean en su bahía.

La llegada de éstos siempre se ha visto como un «maná» para la economía local, incluso cuando la tripulación era exclusivamente militar y aún quedaban voces, en las décadas de los 80 y 90, que se oponían a su llegada por su vinculación en conflictos armados.

Una mirada atrás recuerda así, por ejemplo, los honores con los que fue recibido en 1981 el Submarino S-34, o un año después, con los que lo hizo otro buque nodriza norteamericano.

Y es que, en los 80, el dólar llegaba por mar al municipio. Lo hizo de forma constante hasta principios de los 90 hasta el punto de constituirse, en 1991, una coordinadora «anti-buques de guerra» al ver cómo se incrementaba la llegada de varios buques de la VI flota.

Sus protestas, en todo caso, no tuvieron mucho éxito. Al verano siguiente de la creación de aquella plataforma, las autoridades de Benidorm y el colectivo empresarial recibían de nuevo con grandes ceremonias al buque taller «Sierra» y al crucero «Belknap», ambos estadounidenses. Fueron los últimos barcos militares norteamericanos a los que la ciudad acogió con júbilo antes de repetir la experiencia casi dos décadas después, en 2011 con la llegada del lanzamisiles «Gettysburg» de la VI Flota.

Ese año, el actual alcalde, Agustín Navarro, fue el primero en subirse al barco norteamericano y junto al sector privado se activó todo un dispositivo de bienvenida que incluía paellas y hamburguesas en tierra para los soldados. Al tiempo, se confirmaban posibles rutas de cruceros que incluían a Benidorm en sus trayectos, como era la de la compañía «Residentes of the Sea», que la tenía prevista para 2012 y que no llegó a cuajar, y se confirmaron conversaciones en el mismo sentido entre la Fundación Turismo y otras compañías como Royal Caribbean, Celebrity o MC (a la que pertenece el crucero «Amadea» que llega hoy).

En todo caso, desde la llegada del último buque norteamericano a Benidorm hasta ahora la ciudad si pudo seguir aprovechándose del denominado «turismo militar» llegado del mar- durante algunos años más gracias a la Armada española.

Hasta la ciudad llegaron el buque de investigación y salvamento español «Poseidón» (que hasta fue visitado por escolares); y en 1995 llegó el buque aljibe Contestable Zaragoza, el cual recibió en el municipio la Bandera de Combate (distintivo que costó 600.000 pesetas y que se acordó sería depositada en el triste Museo de la Marina local tras el desguace de la nave).

Aquel fue uno de los momentos en que los que ciudad se ha volcado en mayor medida con un gran barco. No en mano, no llegó solo. Al acto acudieron dos corbetas, «Descubierta» e «Infanta Cristina», el remolcador «Cartagena» y la patrullera «Torralla».

Años después, en 2007, Benidorm demostró su agradecimiento imponiendo la Medalla de Oro de la Ciudad a la Armada Española. En el acto participaron 350 militares y unos 2.000 civiles.

Hoy el despliegue no incluye honores pero si recepción de autoridades a la tripulación en el puerto (a las 7.30 horas), entrega a los pasajeros -la mayoría alemanes- de un pin de bienvenida; actuaciones de música en la playa de Levante desde las 10.30 horas; y a partir de las 11.30 horas degustación de arroces de la mano de cocineros locales.

Así, nada parece faltar en el primer día de una esperanzadora etapa en la que Benidorm pueda aguardar turistas de nuevo mirando el mar.

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