Con la mirada puesta en el nublado cielo, después del aguacero caído durante la Entrada Mora del sábado, Altea vivió ayer con intensidad el día grande de sus fiestas patronales en honor al Cristo del Sagrario con la celebración de los actos religiosos y un castillo de fuegos artificiales que se disparó tras la procesión del Cristo y San Blas. Ésta discurrió por las calles del casco histórico del pueblo.

Al mediodía se celebraba en la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Consuelo la Misa Mayor, cantada por el coro de la Sociedad Filarmónica Alteanense, en honor al Cristo del Sagrario con la asistencia de la comisión de mayorales, los cargos festeros y las autoridades locales. Tras la celebración eucarística, la comitiva se dirigió al paseo marítimo para presenciar la mascletà.

Ya por la tarde comenzó la procesión del Cristo y San Blas con la participación de cientos de alteanos, de los representantes de cada filà, cargos festeros y la comisión de fiestas con las mayoralas ataviadas con traje negro y mantilla del mismo color.

Los mayorales de la comisión de fiestas, asimismo, portaron a hombros la imagen del Cristo, mientras que los festeros de las filaes que tuvieron los reinados moro y cristiano en 2013 fueron los encargados de llevar la imagen del santo.

Por último, ayer, la presidenta de la Associació de Moros i Cristians Sant Blai, Rosa Guillen, agradeció a los alteanos, festeros, músicos y boatos «por aguantar estoicamente la lluvia y salir a desfilar en la Entrada Mora bajo un fuerte aguacero».