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Una tensión que se ahoga en cerveza

El referéndum sobre la autodeterminación en Escocia tiene divididos a sus compatriotas que visitan o residen en la capital turística

Un grupo de ingleses y escoces de relax ayer en Benidorm. David Revenga

Wilma tiene el mismo apellido que el famoso soldado escocés William Wallace, al que dio vida Mel Gibson en la famosa película sobre la invasión inglesa a Escocia en el siglo XIII, «Braveheart». Sin embargo, no comparte el mismo sentimiento patrio del legendario rebelde. Más bien todo lo contrario. Esta escocesa, que reside en Benidorm desde hace 5 años y trabaja en un bar dedicado íntegramente al equipo de fútbol Glasgow Rangers, es de ese 50% que apuntan los rotativos británicos que votaría en contra de la autodeterminación de Escocia, que se decidirá mañana en un histórico referéndum mañana referéndum para las cuatro naciones que conforman Reino Unido.

En el local de Wilma, denominado Ibrox, y en varias barras de bar de la conocida «zona guiri», se comenta el tema entre sus clientes, aunque el debate no va más allá del que se puede generar entre dos personas que disfrutan de un par de cervezas frías. Todos los ingleses consultados por este diario creen firmemente en que la autodeterminación es innecesaria, aunque prefieren mantenerse al margen. En lo que se refiere a los escoceses que viven o visitan estos días Benidorm las opiniones están más divididas. «El debate es mucho más caliente cuando se trata de un partido de fútbol. Aquí la gente viene de vacaciones y pasa de la política. Entran, beben, se emborrachan y a dormir», indica Alfonso, encargado de Red Lion, uno de los locales más famosos de la zona inglesa, que curiosamente se llama como uno de los principales símbolos escoceses.

En el perfil de Facebook de Wilma Wallace sí que existe un verdadero debate. Esta escocesa no deja de colgar post con chistes sobre una posible independencia y noticias sobre lo que se está generando en su país. En los televisores de su local, el Ibrox, tienen conectada toda la mañana Sky News, donde no dejan de dar avances informativos sobre lo que acontecerá mañana. Gary Mccubbin, compañero de Wilma, mira atentamente las noticias, mientras sostiene una cerveza con su enorme brazo en el que reinan dos tatuajes dedicados a su nación.

Mccubin asegura que está preocupado por lo que digan las urnas. «Si finalmente nos separamos de Reino Unido muchas empresas abandonarán el país y eso podría generar menos trabajo. A parte, yo tengo mi empleo y mi casa aquí, en Benidorm. Con la autodeterminación quizá me tenga que volver, porque seguramente deje de ser ciudadano de la UE», indica. Wallace, por su parte, no sabe qué pasará con su pensión si se quedan fuera de Europa.

Para Peter Conley, el propietario de un local escocés en el Rincón de Loix denominado Gallowgate Bar, «todo eso de que con la autodeterminación saldrá Escocia de la Unión Europea no es más que propaganda barata, ya que no hay nada decidido al respecto. Sólo se busca que la gente vote que no a la independencia», con la que está totalmente de acuerdo, entre otras cosas, porque dice que Inglaterra «no nos deja de robar».

«¡Se llevan todo el dinero del petróleo!», exclama el escocés Paul Taggent, mientras engulle una Coca-Cola en una terraza de la zona de Levante de Benidorm. «Ellos nos necesitan a nosotros pero nosotros no los necesitamos a ellos. Pasa como con Cataluña en España. Yo creo que también deberían dejarle irseCataluña también deberían dejarle irse», reseña.

Carol Quinn, que se encuentra en el mismo bar que Taggent almorzando, no está para nada de acuerdo con su paisano. «Pienso que es bueno ir todos de la mano. ¿Quién nos va a escuchar en la Unión Europea? Seremos como un pez diminuto con una población de cinco millones», indica. Colin Grundy, que comparte mesa con Quinn, explica que la mayoría de escoceses a favor de la autodeterminación «no quieren a los tories -el partido de David Cameron- porque son de derechas, y sólo piensan en la gente adinerada».

Vacaciones o democracia

No todos los escoceses que pasan estos días en Benidorm podrán votar en el referéndum. A David Bree, por ejemplo, le pilla aquí, por lo que no podrá defender su postura en pro de la separación escocesa. Archie Scouler fue más previsor y envió su voto hace semanas con un enorme sí. Sólo hay que escucharle hablar sobre el tema: «¡Odio a los ingleses y ellos me odian! ¿Está claro?». Sin embargo, la obstinación de Scouler no es lo normal. Sólo hay que ver al inglés Derek Gray compartiendo unas cervezas con su amigo escocés Peter McDangle mientras bromean sobre este asunto. «Creo que se las apañarán solos. Aunque los putos ingleses... Digo, perdón... Los ingleses nos estamos extinguiendo», afirma Gray. Por su parte, McDangle indica que él cree que deberían seguir todos juntos. «Al fin y al cabo, Inglaterra no sólo nos roba a nosotros, sino que lo hace en todas las huchas del mundo», precisa entre risas mientras brinda con sus compañeros de juerga en el Tiki Beach.

El inglés Joel Brindle, al que encontramos paseando con su silla autopropulsada por el paseo de Levante, simplemente comenta que «si se independizan volverán las fronteras y muchos ingleses vamos allí a jugar al golf». ¿Bromea? El caso es que sigue serio y continúa su paseo.

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