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BENIDORM

Una carrera de obstáculos

Los vecinos de La Cala reclaman mejorar las carreteras que les unen con el centro

González señalando una zona agrietada DAVID REVENGA

Cuando una persona entra con su vehículo a Benidorm por la carretera que viene de La Vila Joiosa se topa, desde un primer momento, con los imponentes rascacielos (entre ellos el del Hotel Bali) que le avisan de que se encuentra en el pequeño Manhattan europeo. La fílmica imagen se queda deslucida cuando el coche, o en su defecto moto, comienza a dar botecitos a causa de los innumerables baches y socavones que se encuentra en esta avenida. En ese momento, de la Gran Manzana, el conductor pasa a sentirse en Beirut.

No sólo esa vía, denominada avenida de La Vila Joiosa, está en pésimas condiciones en La Cala, zona de entrada a Benidorm en su extremo sur. La avenida Vicente Llorca Alós y, sobre todo, la calle Santander presentan innumerables deficiencias que tienen en pie de guerra a sus vecinos. El presidente de la asociación vecinal de La Cala, Rafael González, asegura que ya son más de cuatro años los que vienen reclamando que se mejore el asfaltado de todas estas carreteras, además de la solución de diferentes desperfectos que tienen las calles en las que se encuentran. Y es que además de baches y socavones en el asfalto, muchas zonas de las aceras están levantadas por las raíces de los árboles o son demasiado estrechas para el paso de los peatones. «Y eso cuando hay aceras, ya que en la avenida Villajoyosa hay tramos de carretera sin paso para viandantes y, de hecho, el pasado fin de semana varios vecinos realizaron una protesta para reclamarlas», indica Rafael González.

El presidente de la asociación vecinal tiene una auténtica lista de quejas sobre el estado de estas tres vías. Por ejemplo, en Santander y en Vicente Llorca Alós explica que los bancos que ha colocado el Ayuntamiento están lejísimos unos de otros, «y hay que tener en cuenta que en esta zona de Benidorm vive mucha gente mayor a la que le gusta caminar, y los descansos, con tanta distancia entre banco y banco, se hacen eternos».

También arremete contra el hecho de que no exista ningún tipo de badén en estas carreteras para que los coches corran menos, «a pesar de que en verano, a una señora mayor, una motocicleta se la llevó por delante y le dejó la pierna hecha polvo. Por aquí los vehículos pasan embalados», matiza el presidente. Tampoco reducen la velocidad en la calle Santander, dice González, porque las pocas señales que la regulan «están escondidas detrás de los árboles, y tampoco nadie hace nada por ponerlas un poco más visibles».

Emilio Cebrián, un restaurador de esa calle, afirma que en una acera hay un poste telefónico que obliga a los viandantes a subirse en la terraza de su establecimiento para esquivarlo. Además, reseña que a causa del estado del asfalto en esta vía, algunas sillas autopropulsadas que lleva la gente mayor «tienen muchos problemas cuando pasan por este tipo de carretera. Algunas van tumbando...», bromea.

Aunque los vecinos se sienten poco amparados por el Ayuntamiento, la concejal de Escena Urbana, Gema Amor, subraya que se han presupuestado diferentes obras en esa zona. Para la calle Benissa, por ejemplo, dice que existe un plan de asfaltado con cargo al plan de obras de Hidraqua. También anuncia mejoras en Vicente Llorca Alós, valoradas en cerca de 130.000 euros, y una inversión de más de 40.000 en la avenida de Mont Benidorm. Amor indica que existe un plan de asfaltado general, aunque no aclaró si engloba las vías Santander y Villajoyosa.

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