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Benidorm

El peligroso barco del amor

Los socorristas abordan una embarcación a la deriva porque sus tripulantes estaban practicando sexo

Plataforma de la Playa de Levante contra la que estuvo a punto de chocar el barco el domingo Mario Ayús

Último domingo de agosto. Cinco de la tarde. Playa de Levante de Benidorm a reventar de bañistas en plena temporada alta. De repente, dos socorristas detectan un barco de grandes dimensiones que navega a la deriva y que se dirige hacia la plataforma acuática, donde en ese momento hay unas 60 personas y otras 30 a su alrededor. Aquí empieza todo.

Trabajadores del servicio de socorrismo y salvamento del Ayuntamiento de Benidorm tuvieron que realizar una intervención casi de película el pasado domingo para detener un yate de entre 15 y 18 metros de eslora que se dirigía sin gobierno hacia la zona de baño de la playa de Levante y que, tras invadir la zona de balizamiento, a punto estuvo de impactar contra la plataforma acuática, en cuyo entorno en ese momento había cerca de un centenar de bañistas.

Tras activar el protocolo de emergencia y no obtener ninguna respuesta de la embarcación, uno de los socorristas decide saltar al agua y nadar hacia ella, para intentar detenerla y evitar así una desgracia. Mientras, su compañero insta a los bañistas que están en la zona a dirigirse hacia tierra. Pero hay personas con dificultades para nadar y numerosos niños, a los que se intenta proteger situándolos en la zona contraria hacia la que se precipita el barco.

El socorrista que había nadado hasta la lancha consigue subir a la misma, pero no encuentra a nadie en cubierta. Entonces, creyendo que pudiera navegar sin tripulantes o que a estos les pudiera haber ocurrido algo, empieza a llamar en voz alta y usando el silbato. Y se lleva la sorpresa del siglo.

Al oír el ruido que está haciendo el socorrista aparece un «señor mayor desnudo y empalmado», según relatan testigos de los hechos, e inmediatamente después «una mujer joven envuelta en una toalla», lo que les lleva a pensar que habían abandonado el timón del barco para practicar sexo. Según fuentes conocedoras de los hechos, tras explicarles lo ocurrido y el riesgo que han generado a los bañistas, piden disculpas y alegan que se les ha debido romper el amarre, tras lo cual toma el hombre el control del yate y maniobra para salir marcha atrás de la zona, desplazando varias boyas de balizamiento de la plataforma con sus respectivos muertos.

Más maniobras negligentes

Justo cuando la embarcación toma nueva dirección, llega hasta la zona la lancha del servicio de salvamento de la empresa, que observa que ésta ha tomado mucha velocidad y sigue realizando maniobras inseguras y sin rumbo definido. Por eso, siempre según las mismas fuentes, alertan de lo que está ocurriendo a la Guardia Civil, ya que la embarcación de la Policía Local se encuentra en ese momento fuera de servicio.

Minutos después, los socorristas han de volver a activar el protocolo de seguridad, aunque en este caso en la playa de Poniente. Testigos de los hechos indican que el barco vuelve a invadir a gran velocidad la zona de baño de esa playa, lo que obliga a alertar a todos los bañistas para que salgan del agua y a volver a abordar la embarcación por parte de personal de la empresa de socorrismo. Sus operarios detectan que es la mujer quien está conduciendo la lancha y, según las mismas fuentes, el hombre justifica haberse aproximado a la playa porque «quería sacar una foto de un apartamento del edificio InTempo que ha comprado».

Al salir de la zona, realiza otra maniobra de nuevo tan peligrosa que los socorristas deciden volver a avisar a la Guardia Civil, que les indica que ya está yendo hacia la zona. Desde Benidorm alertan a los socorristas de l'Albir de que el barco va hacia su playa y sus socorristas deciden realizar una vigilancia que no cree alerta sobre el infractor, para ver cómo reacciona. Tras un buen rato parado en la bocana del puerto de Altea, finalmente entra en las instalaciones y su patrón es retenido por la Guardia Civil pasadas 19 horas. Según las mismas fuentes, se ha remitido a la Benemérita parte de todos los hechos por si interpone sanciones por esta conducta negligente que, por fortuna, se saldó sin causar ni un solo herido.

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