Hace tiempo que la vida en Confrides, un pequeño municipio de poco más de 300 habitantes enclavado en la Vall de Guadalest, anda algo revuelta en lo que respecta al plano político. Pero pocos de sus moradores imaginaban que la procesión en honor a la patrona del pueblo, la Mare de Déu dels Dolors, pudiera acabar de la manera que lo hizo el pasado martes. Una trifulca entre el alcalde del municipio, José Buades, del CDL, y un concejal del PP, nada más salir de la iglesia, obligó al primero a pedir la presencia de la Guardia Civil en el pueblo para tomar parte de unas presuntas amenazas vertidas contra su persona por un concejal popular.
Al parecer, según explicaron algunos testigos de los hechos, la disputa comenzó cuando la Virgen había sido introducida de nuevo en la iglesia tras la procesión y muchos de los vecinos se disponían a regresar a sus casas para cambiarse antes de la cena. Entonces, los ediles del PP se acercaron al alcalde para recriminarle su oposición a que un grupo de jóvenes de la localidad formaran parte de la comisión de fiestas el próximo año 2015, después de tres años sin festeros en el pueblo. Los comentarios, según estos mismos testigos, subieron de tono, con frases como «Tú no puedes hacer lo que te salga de los cojones» o «Ve con cuidado», tras lo cual aseguran que hubo incluso algún empujón.
Ante tales hechos, el alcalde consideró que estaba siendo amenazado, por lo que llamó a la Guardia Civil de Callosa, cuyo sargento había participado en la procesión y ya se había marchado, para que acudiera al pueblo y tomara parte de todo lo ocurrido. Y así lo hizo, identificando a los implicados e informándoles de los derechos que tenían a interponer una denuncia si lo consideraban conveniente.
Vecinos del municipio calificaron ayer los hechos de «vergonzosos», sobre todo porque, además de al finalizar la procesión, se produjeron en presencia de los alcaldes de las demás poblaciones de la Vall de Guadalest y ante el comandante de la base militar de Aitana, entre otros.
Este diario no pudo localizar ayer a los ediles del PP de Confrides, pero fuentes próximas destacaron que estos niegan la versión del alcalde y aseguran que ni lo insultaron ni lo amenazaron. Por su parte, otros vecinos avanzaron que en los próximos días el primer edil tiene previsto interponer una denuncia ante la Guardia Civil por estos hechos.
Unas fiestas algo «conflictivas»
Distintas fuentes consultadas por este diario explicaron ayer que lo ocurrido en la procesión del martes no es si no el colofón a lo que han sido unas fiestas «bastante movidas».
Al parecer, el alcalde prestó un espacio municipal a jóvenes del pueblo, entre los que al parecer hay un hijo de un edil del PP, para que pudieran montar una kábila. Y a lo largo de estos días, desde que se iniciaran las fiestas el sábado, la Guardia Civil ha tenido que desplazarse varias veces a Confrides porque algunos de ellos saltaron la valla de la piscina municipal de noche para bañarse, lanzaron al agua mobiliario y montaron «bastante jaleo», indicaron vecinos del pueblo.
Dentro de estos jóvenes hay algunos de los que habían solicitado estar en la nueva comisión, de ahí que el alcalde se opusiera a nombrarlos por creer que no habían tenido un buen comportamiento. Y ello, a pesar de que, al parecer, era un asunto que ya se había cerrado antes de los festejos, de ahí que el PP insistiera en defender que fueran nombrados o que, al menos, hubiera una votación, según las mismas fuentes.
Tras lo ocurrido al finalizar la procesión, el alcalde se marchó del pueblo sin ni siquiera subir al templete a presentar a los nuevos mayorales ni a dar los premios de la cabalgata. Al parecer, un concejal del PP y el marido de otra edil popular fueron quienes se encargaron de nombrar a estos nuevos festeros.
