Nunca lo hubiera imaginado, al menos no para una selección extranjera, pero el benidormense Alberto Íñigo Hinojosa, viajará el próximo octubre hasta Tahití para competir en el Mundial de Petanca representando a Austria. La oportunidad le llega, curiosamente, mientras vive como emigrante español en un país europeo, situación que en la que estaba su padre cuando se aficionó a un deporte que, en cuanto formó una familia, inculcó a todos sus miembros.
Exceptuando su «fichaje» en la Selección Nacional Austríaca de Petanca, la de Alberto se parece a muchas otras historias de jóvenes preparados que aquí no han encontrado una oportunidad. Estudió una diplomatura de Turismo -la primera promoción de la Escuela Universitaria Lope de Vega de Benidorm- y viajó a Viena como Erasmus para mejorar su formación.
Después regresó a Benidorm para trabajar un tiempo pero volvió a marcharse para trabajar en Londres. Cuando volvió a su ciudad natal no vio ningún trabajo con unas condiciones mínimamente aceptables y se volvió a ir. Lo hizo a la Viena que le acogió de estudiante.
Allí encontró trabajo en uno de los mejores hoteles de la ciudad. Un día, paseando, vio a un grupo de personas jugando a la petanca y le vinieron a la mente los años en los que jugaba con su hermano Higinio, su compañero sobre la arena hasta los 18 años, momento en que lo dejó tras quedarse a las puertas de formar parte del entonces equipo nacional español.
Casi 20 años después -tiene 36- preguntó en aquel parque vienés dónde podía jugar y le indicaron una página web. A través de ella contactó con petanquistas y este año volvió a coger las bolas de nuevo. La casualidad ha hecho que después de meses, haya resultado clasificado para el equipo nacional austriaco. Uno de sus compañeros es quien le indicó la web sobre la federación austriaca sin hacerle mucho caso pensando que era un turista más.
Ahora se prepara para el gran viaje. El mundial de Tahití. El 90% de los gastos corre de cuenta propia, pues según explica, la petanca es un deporte minoritario en Austria y por ello apenas dan subvención. «Hay tantos jugadores en Austria como en toda la provincia de Alicante». Pero eso no le quita mérito. Ni para él, ni para su familia, que este fin de semana se ha reencontrado con su estrella en una visita relámpago a la ciudad donde cogió por primera vez una bola de petanca: Benidorm.
