Han tenido que pasar 24 años para que Benidorm empiece a sentar las bases que permitan aprobar definitivamente los tres últimos sectores de suelo diseñados en el Plan General de 1990 -Sierra Helada, Sierra Cortina y l'Illa-, que desde aquel año se encontraban suspendidos por la Conselleria de Territorio y Medio Ambiente. Y aunque presumiblemente aún queda un largo camino por recorrer, la Concejalía de Urbanismo tiene ya sobre la mesa las líneas maestras para obtener, esta vez sí, el visto bueno de la Generalitat.

El Ayuntamiento de Benidorm tiene previsto desclasificar cerca de 1,8 de los 2,4 millones de metros cuadrados que en 1990 se catalogaron como urbanizables y que ahora contarán con una especial protección. La propuesta, elaborada por el exconseller de Medio Ambiente del PP Fernando Modrego en calidad de arquitecto externo contratado por el Consistorio para redactar el nuevo planeamiento en septiembre de 2013, va algo más allá de las exigencias que hace dos años impuso la Conselleria de Medio Ambiente en su declaración de impacto ambiental. En ella, este departamento autonómico obligaba a blindar del ladrillo al menos 1,6 millones de metros cuadrados en las dos sierras y justificaba esta protección por su altitud, el gran impacto visual que hubiera supuesto una posible urbanización así como el valor de flora y fauna.

Con el nuevo documento sobre la mesa, el Consistorio cierra por completo la posibilidad de llevar a cabo nuevas edificaciones en la Serra Gelada. En esta zona, catalogada como parque natural desde 2005, dos serán los sectores que se verán afectados: el famoso APR7, también conocido como «Rincón de Loix», y en el que en 1990 se catalogaron como urbanizables 542.200 metros cuadrados de suelo; y el PAU2 «Sierra Helada», en el que se incluían como urbanizables otros 453.000 metros cuadrados. En ambos casos, la propuesta formulada por el exconseller Fernando Modrego reduce la bolsa de suelo urbanizable a cero y suprime las 3.151 viviendas proyectadas.

Por lo que respecta al Cerro Cortina, el documento urbanístico de 1990 clasificaba como urbanizables 1.440.000 metros cuadrados, entre los que se incluía una urbanización de un millar de chalés y un campo de golf que ahora queda parcialmente anulada. En concreto, el documento que tiene sobre la mesa el edil de Urbanismo, el liberal Vicente Juan Ivorra, aboga ahora por proteger los 735.436 situados por encima de la cota 400 sobre el nivel del mar. El resto, 664.564, mantendrán la puerta abierta a la edificación, hasta un total de 77.574 metros cuadrados útiles.

En total, los nuevos planeamientos suprimirán 4.013 que se proyectaron en estos sectores en 1990, lo que rebaja en 13.332 habitantes la proyección de crecimiento poblacional de hace 24 años, con la que se preveía alcanzar los 89.233 habitantes. Ahora bien, con la revisión de estos cómputos a los parámetros actuales del Reglamento de Ordenación y Gestión Territorial, el número de residentes desciende en 5.687 sobre los previstos entonces.

El Ayuntamiento ya ha dado cuenta a los grupos de la oposición de estos informes, sobre los que ahora habrá que encargar una veintena de informes sectoriales antes de redactar una propuesta para elevarla a pleno. Tras su aprobación inicial, exposición pública y aprobación definitiva, se deberá remitir a la Conselleria y esperar su visto bueno definitivo. La previsión es que toda esta tramitación no tarde otros 24 años.