Con la luna llena como testigo, a las doce en punto de la noche del pasado sábado comenzó uno de los espectáculos pirotécnicos y turísticos más importantes de la Comunidad Valenciana: el Castell de l'Olla, que desde 1987 se dispara en el sábado más cercano a la festividad de san Lorenzo en la playa de La Olla de Altea. El castillo de fuegos, de fama internacional, reunió en el municipio a casi 50.000 espectadores, según datos oficiales, esparcidos por toda la costa, miradores del pueblo y cualquier espacio de las urbanizaciones de la sierra Bernia que permitiese la visión de los fuegos.

Solamente en la playa de La Olla se congregaron alrededor de 10.000 personas para disfrutar de la luz y el sonido de las más de mil carcasas que se dispararon hacia el cielo desde el mar, como si de un volcán en continua erupción se tratase durante los 21 minutos que duró el evento.

El único inconveniente de este año fue la falta de aire que empujara el humo hacia el horizonte. A medida que se disparaban las carcasas que formaban las características colas de pavo real, o las palmeras gigantes en el cielo, este acumulaba mas humo que impedía la espectacularidad de un castillo que Carlos Caballer había preparado durante dos meses.

Así y todo, el evento pirotécnico no defraudó, pues si el humo no permitía ver con claridad las formas y colores que se formaban en lo alto, se vislumbraban los reflejos y efectos de luz producidos por medusas, efectos dorados, mezclas de colores verdes, rojos y azules que daban otro toque al Castell de l'Olla.

Por lo demás, todos los fuegos de artificio acuáticos siguieron sorprendiendo al respetable, que al final del espectáculo estallaron en aplausos tras ser bañados por la intensa luz de tres palmeras gigantes que despedían una deslumbrante luz blanca lanzadas con posterioridad a una atronadora mascletà que fue el colofón de un evento que cada año busca el mas difícil todavía y del que pocos pirotécnicos son capaces de disparar. El Castell de l'Olla fue presenciado en lugar preferente por el presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, que estuvo acompañado por el alcalde de Altea, Miguel Ortiz, y el presidente de la Cofradía del Castell, José Pérez Gorgoll, que actuaron de anfitriones.

Elogios del presidente

Alberto Fabra repitió por tercer año consecutivo su asistencia al castell de l'Olla. Para el presidente de la Comunidad Valenciana este evento es «un vehículo de promoción turística hacia el resto del mundo. Posibilita que la gente nos conozca para compartir lo que tenemos, y es una gran oportunidad de abrirnos al mundo». El presidente añadió que «somos capaces de expresar nuestra manera de sentir a través de espectáculos como este, fruto del trabajo de una población que tiene alma y quiere sentir con todos los ciudadanos aquello que significa ser de Altea y la Comunidad Valenciana».