El polifacético Pablo Carbonell estuvo ayer en Benidorm para presentar el evento musical de rock patrio Iberia Festival, en el que actuará en el mes de septiembre junto a su grupo de música, Toreros Muertos, tras varios años sin tocar juntos en España.
Es actor, cantante, humorista, presentador... ¿En qué faceta se ve más cómodo?
Yo como cualquier persona normal he tratado de vivir sin aburrirme y desarrollar una carrera que no me permitiera trabajar mucho. Siempre he querido imprimir un vuelo artístico a todo lo que hago. No me gusta nada trabajar, pero no he conseguido no hacerlo.
Han pasado cerca de 30 años desde que formó el grupo Toreros Muertos, con los que actuará en Iberia Festival, ¿qué ha cambiado desde la «movida madrileña»?
No creas, ¿eh? En nuestro grupo no ha habido ningún «yonqui», siempre hemos sido muy moderados, a pesar de la imagen que dábamos. Nuestras letras incitaban al descontrol, no teníamos complejos y hacíamos el ganso a calzón sacado. No obstante, la primera gira que tuvimos fueron unos 100 conciertos y la hice totalmente sobrio.
Las actuaciones de los últimos años con Toreros Muertos han sido en América Latina, ¿la situación del país le ha forzado o es por convicción?
No, ¿sabes qué pasa?, que en Colombia, a parte de ser un grupo musical, somos un movimiento. En 1988 nos pusimos al lado del pueblo, que estaba contra las injerencias de Estados Unidos en su política interna. Y hoy en día nos lo siguen agradeciendo. Otro ejemplo: un chileno me dijo muy serio que la canción «Mi agüita amarilla» había derrocado a Pinochet.
Y en septiembre tocarán en Benidorm.
Sí, es muy difícil que nos podamos juntar todos los miembros porque vivimos en ciudades distintas y algunos con situaciones personales complicadas. Nos hemos reunido para venir a Benidorm, pero antes actuaremos en Zaragoza y Madrid para ir rodados. Llevamos como dos años sin actuar en España, así está el país ¿no te has dado cuenta?
¿Cómo está?
Veo que los artistas siempre estamos quejándonos. Hay excepciones, como los futbolistas, deben de tenerlo en las cláusulas... La situación ha conseguido que me canse de decirlo. Pero la próxima vez que meta la papeleta en la urna, será como si diera una patada en los huevos al sistema actual. Mi próximo voto será una pataleta en lugar de una papeleta.
¿Se puede decir que está «indignado»?
Sí, pero como tanta gente. Hay que acabar con las personas que pronuncian España con tanta rimbombancia y luego tienen su dinero en paraísos fiscales. Hay que acabar con los privilegios, crear un país de ciudadanos y no de castas.
¿Qué explicación le encuentra a la subida del IVA cultural?
Creo que al gobierno no le gusta que haya otro tipo de púlpito, sólo el eclesiástico, a los que tiene exentos de impuestos. ¿Por qué una secta religiosa tiene estos privilegios? Si yo creo en el Capitán América a mí no me van a perdonar el IBI de mi casa. Es una tomadura de pelo a nivel monstruoso. Que la Iglesia católica también hace cosas buenas, mi padre era del Opus Dei y es un caballero al que adoro, pero una cosa no quita la otra.
¿La piratería ha hecho daño a la industria musical?
Tengo comprobado que el mundo del rock gana dinero por los conciertos, no por la venta de discos. Además, cuando vi el mío en el top manta me lo tomé como un halago. Dije «Mira, si se han tomado la molestia de descargarse el mío».
¿Qué valoración hace del Iberia Festival?
No me gustan muchos los festivales porque me aturde, lo dosifico todo. Soy capaz de ir al Museo del Prado, ver sólo Goya y dejarme Velázquez. Pero este evento me gusta porque me pagan (risas). No, con independencia de que me han invitado, creo que es una iniciativa muy buena y sé que nos lo vamos a pasar muy bien. Además, creo que es un invento para que las viejas glorias de la música nos compremos un apartamento en Benidorm, ya que tenéis ese sambenito.
