La quinta edición del Low en Benidorm ya es historia, y ahora toca hacer balance de estos tres días. El director del festival, José Manuel Piñero, se mostraba ayer satisfecho ante la acogida y el buen sabor de boca que, según dice, se han llevado los asistentes. «Estamos muy contentos, todo ha salido como queríamos, la gente se lo ha pasado bien y ha estado cómoda», dijo Piñero. El director explicó que se prevé que este año haya aumentado un 33% el impacto económico en la ciudad. «El año pasado la cifra estaba en torno a unos 9 millones de euros y este año estimamos que se hayan superado los 12 millones», aseguró ayer Piñero.

Este incremento se debe, entre otros motivos, a que según los estudios de los que dispone la organización, el «lower» -el asistente al festival Low- ha optado por prolongar sus vacaciones en la ciudad, «y no sólo ha estado los tres días del festival». Desde Hosbec adelantaron a este periódico que la ocupación hotelera durante el fin de semana ha superado el 95%, con muchos de los establecimientos llenos. A esto se le suma que este año ha aumentado levemente el número de asistentes, que vuelve a rondar los 75.000.

Además, como explica el director, el festival está asociado a Benidorm. «Todas las acciones que llevamos a cabo están vinculadas a la ciudad. Este año hemos aumentado nuestra presencia en los medios de comunicación, tanto en la televisión como en las revistas especializadas en música», indicó Piñero. El alcalde de Benidorm, Agustín Navarro, consideró ayer un éxito para la localidad este festival urbano, como una apuesta consolidada para relanzar «el turismo joven y de calidad».

A pesar de que todo fluyó como la organización esperaba, el público asistente a los conciertos de los grupos españoles Corizonas y Second se encontró con un imprevisto el sábado. Los espectáculos acortaban su tiempo por la actuación de la banda internacional Massive Attack. El director aclaró que fueron exigencias de última hora: «Massive Attack requería que hubiera silencio y no se colara el sonido de los demás artistas», dijo Piñero, que manifestó a continuación: «a nosotros más que a nadie nos duele que tengamos que hacer cambios 10 minutos antes y que no salga tal y como se había planificado, pero son problemas de producción que hasta que no estás allí no te das cuenta».

Pensando en la edición de 2015

Una vez acabado el Low Festival de 2014, los promotores ya están trabajando por mejorar el año que viene. Entre las ideas que están planeando está la de habilitar una zona para niños en la que se entretengan e interactúen con la música, avanzó Piñero. Esto es algo que ya realizan otros grandes eventos musicales como el Sónar de Barcelona. Además, este año la novedad de poner un escenario en la playa les ha convencido y están planteándose la posibilidad de ampliar esta idea a otras zonas por la ciudad. Asimismo, valoran abrir más espacios de descanso y aumentar el número de escenarios en el recinto, colocando uno en lo que este año ha sido la zona de acceso de pulseras y recepción. Por otro lado, una de las exigencias que más tenían los «lowers» en redes sociales era quitar la restricción de los horarios de entrada y salida, de la que no tienen pensado hacer ninguna modificación. El director explicó que hay festivales como Dcode de Madrid en el que ni siquiera dejan volver a entrar al público una vez ha salido del recinto. El Low exigía que si salían de 20.00 a 23.00 horas, sólo podían volver a entrar pasadas las 23 horas. Una medida que posibilitó que en el acceso no hubiera aglomeraciones, según Piñero.