Hace un año el deportista Álvaro Bultó participó en la sexta edición del campeonato de Salto Base del hotel Bali de Benidorm. Era un asiduo a esta prueba y a la ciudad, donde saltó también en 2013 desde lo alto del In Tempo. El sábado, segundo día de la séptima edición del campeonato, Bultó volvió a estar presente, pero sin su paracaídas. Estuvo en la mente de participantes, organizadores y espectadores que recordaron al compañero desaparecido con un salto especial. Un salto al vacío que homenajeó, al tiempo, al cocinero Darío Barrio, amigo de Bultó, fallecido hace unos días practicando otro salto base.

El homenaje se produjo sobre las 11.15 horas. Con todos mirando hacia lo alto del hotel, donde sobresalía el trampolín desde el que se lanzaban al vacío los deportistas, el presentador del acto tomó el micrófono para informar que en segundos se produciría el salto 1.000 de la historia del campeonato de Benidorm. Un salto especial que fue celebrado dedicándolo a Bultó y Barrio, «amigos que nos dejaron recientemente... practicando este fantástico deporte».

El salto se realizó a tres bandas, un denominado «three way» (simultáneo) realizado por el australiano Chris Mc Douggs «Douggs», ganador de la edición del año pasado, el inglés Dan Whichalls «Dan the man», y la inglesa Erin Shutes, que saltaba por primera vez en España y quien explicó que pese a no haber llegado a conocer a Bultó y a Barrio, la carga de emoción del salto fue especial. En el caso de Whichalls y Douggs la carga era mayor por cuanto si existió un vínculo afectivo con los deportistas.

Dan Whichalls reconoció que era amigo personal de Barrio y que por ello el salto fue más difícil de lo habitual. En todo caso, explicó que «cuando vas a saltar tienes que olvidarte de ellos y concentrarte, porque un error, el primer error que se comete, puede ser también el último». Pese a ello añadió que el miedo solo existe cuando se está a punto de lanzarse al vacío, pero una vez en el aire «el miedo desaparece».

Chris McDougals, por su parte, recordó a Bultó como amigo y compañero de saltos y destacó que estaba convencido de que «Alvaro estará feliz de ver que nos hemos acordado de él divirtiéndonos, en este deporte es lo que importa, divertirse... él lo estaría haciendo si estuviera aquí».

Tras el recuerdo a los compañeros, la competición siguió con el salto del desempate entre Iván Colella y Julian Depliege, que habían terminado ambos con 95 puntos durante la final. A ésta habían llegado también Dan Witchals y Erin Shutes, quienes quedaron respectivamente en tercera y cuarta posición.

Previamente al desempate se celebraron también las semifinales, hasta donde llegaron ocho saltadores. Estos fueron Shutes (con 90 puntos), Deplidge (con 85 puntos), McDougals, Eric Miller (EE. UU.), Brett Kitsler (EE. UU.) Y Mathieu Maurice (Francia).

Todos podían lograr una puntación máxima del salto de 100 puntos, que se otorgaban en función de la destreza y precisión de cada deportista a la hora de cometer tres aspectos: tiempo en abrir el paracaídas, grado de apertura de la campana (que indica si la trayectoria del vuelo es mejor o peor), y finalmente el aterrizaje en la diana.

Con la competición cerrada, y tras haberse realizado el homenaje, el campeonato se cerró con varios saltos más de exhibición en los que no hubo que lamentar ningún incidente, algo a lo que contribuyó en gran medida que el viento hoy fuera prácticamente nulo, según indicaron desde la organización.