Si cualquier buena fiesta lleva aparejada su espera, la Acampada de la Associació de Penyes Verge del Sofratge de Benidorm, que se celebra este fin de semana, se presenta monumental. Al menos, para los peñistas que ayer hicieron hasta diez horas de cola para ser los primeros en poder elegir ubicación. La gestora de este colectivo había decidido adelantar por primera vez el reparto de parcelas para evitar los madrugones y las disputas entre peñistas sobre el terreno donde se celebra este acto y, finalmente, consiguió en gran medida este objetivo aunque no pudo evitar que se siguieran formando largas colas ante la Casa del Fester.

Las siete de la tarde era la hora fijada para iniciar el reparto de suelo. Pero Miguel Ángel y Ángeles, de la Penya Pensat i Fet, y otros compañeros con los que hicieron turnos, llevaban muchas horas esperando. «Hemos venido a las nueve y cuarto de la mañana porque queríamos un sitio concreto y esperábamos que no se nos adelantara nadie», explicaron pasado el mediodía, cuando les llegó el relevo para poderse ir.

Como ellos, las peñas Fussió, Monkiki o La Paraeta también se situaron entre los primeros de la fila, con la lección bien aprendida de las plazas que tenían que elegir para montar sus tiendas y carpas a partir del viernes. No fueron los únicos, porque a medida que avanzó la jornada y se acercó la hora en la que estaba previsto iniciar el reparto, la cola de peñistas daba dos vueltas en las vallas habilitadas por el Ayuntamiento y, además, se extendía hasta casi hasta la mitad de la calle La Biga. Tanto es así, que el presidente de la junta gestora, Jaime González, y dos miembros de su directiva estuvieron más de tres horas, hasta pasadas las 22.30, asignando los 168 espacios que habían distribuido sobre un plano y buscando nuevas ubicaciones para las peñas más retrasadas, pues cuando llegó su turno se habían agotado los huecos disponibles.

Entre los aspectos más valorados estuvieron la proximidad a la plaza de la Associació, a los aseos y a otros servicios, aunque también hubo quien iba buscando todo lo contrario.

Al finalizar el reparto, hubo opiniones para todos los gustos. «Me gusta el cambio, porque creo que se forma menos lío y porque he podido elegir uno de los sitios que quería mi peña», explicó Ainhoa, de la Penya La Bascollá, que llevaba desde la una de la tarde en la fila. Lo mismo indicaron Ximo y Cristina, de la Penya El Masclet, que al tener una carpa con dimensiones por encima de los 7x7 metros de las parcelas, buscaban un espacio «con hueco al lado para poder poner tiendas de campaña» y lo consiguieron.

Otros festeros, no obstante fueron algo más críticos. Aunque algunos recordaban los incidentes de la edición de 2013, la primera acampada que se hizo en la Vía Parque y en la que hubo peñistas que empezaron a llegar con coches a las cinco de la madrugada, lo que acabó incluso entorpeciendo el tráfico en los viales de la avenida, también reconocieron que «podría haberse hecho de otra manera, porque, al fin y al cabo, se ha desplazado la cola de allí a aquí». También hubo las típicas trifulcas sobre si hubo quienes se habían colado, aunque no fueron a más.

Entre las propuestas para próximas ediciones, algunos peñistas, como José Rostoll, de la Penya El Carxot, sugirieron que el orden de elección de parcelas se realice mediante un sorteo para reducir los tiempos de espera y evitar las colas.