Gracias al buen tiempo reinante, Altea la Vella ha podido disfrutar plenamente de sus fiestas de invierno dedicadas al Cristo de la Salud que acabaron ayer por la noche con un gran asado de carne al que fueron invitados todos los habitantes del «Poblet de les Cases».

La comisión de fiestas, presidida por Juan Ribes y Ana Ripoll, y formada por otros 21 mayorales, estaba ayer plenamente satisfecha por como se han desarrollado los festejos. Juan Ribes señaló ayer, tras la misa de Acción de Gracias, que «hemos tenido momentos tristes porque cada día de las fiestas el 'poblet' ha enterrado a uno de sus hijos por circunstancias de la vida, lo hemos sentido mucho y la comisión está muy agradecida a la comprensión de los familiares de las personas fallecidas, que nos han animado a que siguiéramos con los actos programados». Ribes afirmó que todo se ha desarrollado «según lo previsto» y destacó que «gracias al trabajo de todos los mayorales durante un año, Altea la Vella y el Cristo de la Salud han tenido unas fiestas como se merecen, a pesar de los momentos de crisis que estamos pasando». El buen tiempo ha ayudado a que la fiesta se viva plenamente en la calle. El viernes por la tarde los más pequeños disfrutaron con la «Entrà de la Murta» y la posterior chocolatada que ofreció la comisión festera. El sábado los vecinos pudieron degustar una excelente paella gigante de arroz meloso con setas y vino tinto cocinada por Vicent «Palasiet», y por la tarde se celebró una gran partida de pelota valenciana además de diversos campeonatos de los juegos de cartas «cau» y «truc» en los que participaron los mayores del pueblo. El domingo fue el día grande dedicado al Cristo de la Salud con la misa en su honor por la mañana, y la procesión de la noche. Ayer se celebró la misa de Acción de Gracias y posteriormente se ofreció coca «a la llumà».