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LA NUCÍA

Fallece el propietario de la casa donde se produjo la explosión en Puerta de Hierro

La familia afirma que desconoce si el difunto tenía asegurada su casa, un dato que puede ser crucial para saber cómo se sufragará el destrozo en el bloque de viviendas

Una imagen de ayer del bloque afectado por la explosión en Puerta de Hierro. DAVID REVENGA

Tras cuarenta días ingresado en el Hospital General de Alicante y un total de nueve intervenciones quirúrgicas, el propietario del inmueble donde se produjo la terrible explosión en la urbanización Puerta de Hierro de La Nucía, ha fallecido. El día 29 de enero decía adiós a la vida Juan María Gamarra, a los 59 años. A las seis horas de subir a planta, tras pasar varias semanas en la UCI. Y a los diez días de recuperar la conciencia, después de un mes de coma inducido.

Así lo confirmó ayer a este diario la familia de la única víctima mortal de ese brutal accidente, que se produjo, según las primeras investigaciones, por la deflagración de una bombona de gas el pasado 19 de diciembre. Un estallido que reventó gran parte de tres viviendas y afectó a otras tantas de un bloque de vecinos que, excepto en tres casos, han sido desalojados desde entonces por cuestiones de seguridad. Sólo una propietaria pudo volver a su casa durante unos días, pero actualmente se ha visto obligada a abandonarla debido a que un laboratorio técnico está realizando una serie de extracciones y ensayos para comprobar el hormigón, los pilares, las vigas y el forjado del edificio, que se podría haber visto afectado por el incidente.

Estos trabajos, que han comenzado una vez finalizados los de limpieza y desescombro, está previsto que se alarguen durante 20 días y, hasta ese momento, la obra continuará precintada. Unas labores que son necesarias para que se pueda llevar a cabo en un futuro la reconstrucción del bloque.

Y he ahí la relación del desafortunado óbito con los trabajos de recomposición de lo destrozado. Según fuentes de la administración de fincas, el seguro de la comunidad de vecinos se hará cargo de las zonas comunes y del levantamiento de la estructura. Después, tal y como apuntan, cada propietario y, por ende, sus pólizas, correrán con los gastos de los daños en sus casas. «Más tarde, la aseguradora comunitaria y la de cada particular, se deberían poner en contacto con la del difunto para que les paguen todas estas obras», subrayan.

Pero claro. Las preguntas que han mantenido en vilo a los vecinos afectados han sido: ¿Cuál era su seguro? ¿Disponía de alguno?

Sus familiares, hasta el momento, lo desconocen. Tampoco han encontrado ningún documento entre sus pertenencias que revele este dato crucial para saber cómo se van a sufragar finalmente todos estos gastos. Por ahora, van a ponerse en manos de abogados para afrontar este problema, que se suma a los que ya rodean a este bloque debido a que sus inmuebles no tienen cédula de habitabilidad al haber sido escriturados como locales comerciales.

También podría intervenir, según fuentes jurídicas cercanas al caso, el Consorcio de Compensación de Seguros, aunque eso supondría «una serie de complicadas burocracias», matizan.

Juan Gamarra, tal y como aseveran sus familiares, no se encontraba en plenas facultades mentales de responder a este tipo de asuntos durante los días en los que estuvo despierto. «Deliraba y decía cosas sin sentido. Le pregunté por si sabía qué seguro tenía y me empezó a decir que creía que lo había cambiado, y el nombre de diferentes compañías, pero lo comprobé y no era ninguna», señala Eva Gamarra, su hija.

Otra de las incógnitas que tampoco se han podido despejar con la muerte de este hombre es qué ocurrió exactamente el día de la explosión. «Tratábamos de no hablarle demasiado sobre el accidente porque estaba muy delicado. Un vez le pregunté y sólo me dijo que no sabía por qué le ardían las manos aquel día, y se puso a llorar, así que dejé el tema», recuerda su hija.

Por otro lado, la familia sospecha que se han sustraído varios objetos de valor de la casa del difunto. «La Policía nos ha entregado una caja fuerte agujereada con una broca que había en su habitación», indican.

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