Marta Orts y Vicenta López, fundadora y vicepresidenta de la asociación Dones Rurals, respectivamente, se plantaron hace una semana en el pleno del Ayuntamiento de La Vila Joiosa para llevarle su regalo de Santa Claus al alcalde, Jaime Lloret. Sobre su mesa dejaron un ladrillo, uno de los muchos que tuvieron que tirar abajo de la sede que utilizaban en los terrenos de Orts. Un chamizo, cubierto con tres paredes, bajo el que, medio centenar de vileras, realizaban todo tipo de talleres, conferencias y reuniones.

«Esta acción del Ayuntamiento no ha sido sólo contra una mujer, sino contra un colectivo. Esta pequeña edificación era un punto de encuentro para mujeres y dentro de él no hacíamos daño a nadie», señalaba Vicenta López en mitad de la sesión plenaria.

Marta Orts es consciente de que esta «seu» -tal y como ellas la definían-, que construyó su padre en sus terrenos de la partida de Chovaes de La Vila, no cumplía los requisitos legales. «Era una construcción tan sencilla e inofensiva que me parece estúpido que me presionen para tirarla abajo. Chamizos en esta zona tenemos todos, que no son más que cuatro palos con un techado metálico. Mi padre lo tapó en 2009 con tres paredes, nosotras lo decoramos y lo dejamos precioso. Allí, simplemente, hacíamos nuestras actividades», relata.

En su opinión, no es más que una estrategia del alcalde, Jaime Lloret, para «callarme la boca». Orts es también la portavoz de la comisión vecinal contra la subestación eléctrica que pretende construir el Consistorio. «En los plenos he metido caña, por lo que me tienen un especial cariño», bromea.

Por su parte, el concejal de Infraestructuras de esta localidad, Jerónimo Lloret, tildaba a esta señora de «caradura», ya que «se ha aprovechado de esta asociación para tratar de legalizar esta obra que en 2009 ya le avisamos, a través de un inspector, de que no cumplía la normativa. Ella creó este grupo hace dos años y lo metió en este sitio ilegal para enfrentarlo con nosotros», explica. Asimismo, comentó que en los terrenos de Orts también había una piscina que era ilegal, «aunque eso sí que se ha conseguido legalizar. El local que construyó era ilegalizable porque ya tenía cubiertos los metros de edificación y por su situación», sostuvo Lloret.

No obstante, tanto Orts como su abogado, denuncian que el Ayuntamiento ha tratado de vincular el derribo de las paredes del chamizo con la legalización de la piscina. «"O tiras eso o no te la legalizamos", me dijeron», apunta la propietaria, a la vez que su abogado matiza que son obras «autónomas», ya que habitualmente «se permiten licencias parciales», señala el letrado.

Orts sólo pide que la ley se aplique igual para todos. Apunta que en el terreno vecino al suyo, perteneciente a la Fundación Aragonés, se acaban de hacer una barbacoa de la cual duda de su licencia, ya que, según dice, este tipo de construcciones auxiliares deben estar vinculadas a una edificación. Curiosamente, el presidente de dicha fundación es el alcalde. Ni el Ayuntamiento ni esta entidad pudieron aclarar ayer si es legal o no. «Si es ilegal la tiraremos», dice Jerónimo Lloret.