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Benidorm

Siglos de lucha por los lindes de La Cala

La Vila Joiosa y su municipio vecino, Finestrat, mantienen un conflicto por el territorio que lidió Benidorm mucho tiempo atrás

Mapas utilizados en el litigio por La Cala entre Benidorm y La Vila en 1917. información

El pasado viernes la oposición de La Vila Joiosa pidió la resolución de un conflicto de lindes en la Cala contra la vecina Finestrat. El objetivo es que La Vila ingrese los impuestos que abona al Ayuntamiento finestrense una empresa ubicada, según los vileros, en «su» territorio. El problema no es nuevo. Se remonta una década atrás, cuando en 2003, Finestrat dio la licencia de obras del inmueble en cuyos bajos está la citada empresa. Sin embargo, la batalla de fronteras en la Cala se remonta siglos atrás. Hasta una Edad Media en que perteneció a Benidorm e incluso a Polop.

Porque La Cala de Finestrat ha pasado de mano en mano, con sus mojones variando de ubicación, generando litigios que ya en el siglo XVIII duraron hasta seis años. Eso, pese a ser antaño una tierra infértil (por la ausencia de riego), peligrosa (por las incursiones piratas) y fanganosa (porque cada otoño se originaban inundaciones por la subida del mar y las lluvias intensas).

Lo recuerda el historiador de Benidorm, Francisco Amillo, en un artículo sobre los pulsos mantenidos por la Cala entre los señores feudales. Con él la historia del lugar se remonta a la refundación de Benidorm en 1666 con Beatriu Fajardo de Mendoza. Ella y el Barón de Finestrat acordaron que los ciudadanos de ambos enclaves podrían utilizar libremente la Cala aunque perteneciera a Benidorm. El pacto se conoce como «la Concordia» y reconocía en cierto modo que históricamente este pedazo de costa perteneció al castillo de Finestrat cuando en el siglo XIII el territorio se organizaba entorno a las fortalezas almohades llamadas «Husun».

Por entonces La Vila no existía. Su pasado íbero y romano estaba desaparecido y la villa despoblada hasta que Bernat de Sarrià concedió la Carta de Poblament. Según apunta el arqueólogo José Ramón García Gandía, lo hizo con «limites imprecisos», anexionando tierras que pertenecían a Finestrat y Orxeta.

Por ello Orxeta -a través de un caballero de la Orden de Santiago- pleiteó contra Bernat de Sarrià por usurpar territorios. Fue el primer litigio por lindes entre La Vila y sus vecinos. La sentencia fue favorable a Orxeta pero el rey no le devolvió las tierras. Tomó la decisión «salomónica» de declararlas «reales», dejando a las poblaciones enemistadas durante siglos.

Mientras, Bernat de Sarrià había concedido la Carta Pobla a Benidorm. Fue a esta localidad a quien dio La Cala, y así se mantuvo hasta el XVII, cuando se produjo «la Concordia».

Pero la buena sintonía entre las villas cristianas no duró mucho. Justo un siglo después surgió otro contencioso entre Benidorm y la Vila Joiosa. Arrancó cuando el alcalde de La Vila culpó a un agricultor de Benidorm de roturar sin permiso unas tierras situadas al lado de las suyas. A pesar de que la defensa del labrador, llegada desde Polop y Benidorm, negaba que tales tierras fueran vileras, la sentencia les fue desfavorable.

Según recuerdan Amillo y García Gandía, el pleito se alargó seis años y su final llegó propiciado principalmente para evitar el derroche económico que les estaba deparando. Como resultado, desde ese momento la hoy llamada «cala de Finestrat», entonces «cala de Morales», pasó a ser de La Vila.

Lo único bueno para los perdedores fue que sus súbditos podían usar la tierra y varar allí sus barcos para sacar el pescado pagando los diezmos y tributos correspondientes a Benidorm.

Pero La Vila no seguiría siendo propietaria de la cala pues mediante un amojonamiento fechado en 1889 Finestrat logró hacerse con los derechos del lugar. Aunque los historiadores coinciden que está comprobado que la propiedad era finestratense ya en 1860, Benidorm -antes de arrancar el siglo XX- pidió al instituto topográfico señalar los mojones de su término municipal.

La historia no termina. Un siglo después, como una maldición, el conflicto volvió a surgir. En el año 2000 el boletín Oficial de la Provincia se pronuncia sobre la concesión de Finestrat de una licencia de obras en un inmueble que estaba en territorio benidormense. Una circunstancia muy similar a la que se repetiría en 2003 con La Vila y que aún sigue vigente, a la vista de la moción que los grupos de la oposición han presentado al pleno.

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